JAVIER CAMPOS jcampos@diariolarioja.com
Martes, 14 de diciembre 2010, 11:24
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«¿Receta? No sé de receta alguna, únicamente puedo hablar de lo que he visto en casa: trabajo, austeridad y nada de caprichos». Eugenio, orgulloso, habla con amor de hijo. Lo hace de su madre, quien le acaricia sin cesar la mano con la que le sostiene mientras con la otra trata de que no caiga la manta con que cubre sus piernas... «Se la regalaron sus nietas y desde entonces siempre está pendiente de ella», nos aclara.
Apenas pasan unos minutos de las once de la mañana y Eugenio, junto a su hermano Manuel, nos reciben en la residencia de mayores Santa Teresa de Jornet. Junto a ellos se sitúa la madre de ambos (solo falta Esperanza, que reside en San Sebastián) y abuela de todos los riojanos.
Elisa Tudelilla, nacida en Clavijo el 2 de diciembre del 1903, ostenta desde el pasado 2009 el oficioso 'título' de ser la mujer de mayor edad de la región y una de las más longevas de España. 107 años la contemplan y, de momento, «si Dios quiere» no piensa plantarse ahí...
«¡Hasta el año que viene, señora Elisa!», se despiden redactor y fotógrafo finalizada una conversación en la que Eugenio sirve de voz a quien desde el último verano ha visto mermadas sus capacidades tanto físicas como psíquicas... «¿El año que viene? Sí, aquí estaré», responde cuando nadie parecía esperar respuesta en un repentino ataque de lucidez con los que a día de hoy aún sorprende a propios y extraños.
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«Son sus ganas de vivir y el optimismo del que siempre ha hecho gala las que le hacen aferrarse a la vida», cuenta Eugenio. Ni el ictus del verano pasado pudo con ella... si bien la obligó a utilizar una silla de ruedas que abandona puntualmente para ejercitar las piernas.
«Nos llamaron las Hermanitas de los Ancianos Desamparados avisándonos y al verla pensábamos que se nos iba. Sin embargo, no nos explicamos cómo de un minuto para otro recobró sus facultades y al preguntarle si quería café o chocolate abrió la boca y dijo: 'Las dos cosas'», ríe el mayor de sus hijos pasado el susto.
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Y es que más allá de haber mantenido mil y un pulsos contra el tiempo, la vida de Elisa ha estado marcada por parte de los acontecimientos del siglo XX: a su padre se le llevó una epidemia de peste y dos de sus hermanos murieron en plena Guerra Civil. «Muy mal, muy mal, muy mal...», repite sin cesar al oír hablar de aquellos años... «Tuvo a dos hermanos, uno en cada frente», explica Eugenio.
Son casi las doce... Toca paseo y el hijo se lo recuerda cariñosamente. «Antes recorríamos 400 metros en cuatro veces y ahora nos quedamos en 40 en otras tantas», dice mientras le ayuda a levantarse de la silla.
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