JAVIER CAMPOS jcampos@diariolarioja.com
Martes, 16 de noviembre 2010, 09:21
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No hay ave que se les resista... Luis Lezana y su equipo lo han vuelto a hacer: Logroño está prácticamente libre de estorninos. El doctor en Biología, al frente de 'Sturnus', ha eliminado un otoño más el problema de los 'dormideros urbanos' liberando a la ciudadanía de los problemas que ocasiona la presencia de estas aves...
Ruidos y excrementos constituyen cada año por estas fechas un auténtico quebradero de cabeza para el Ayuntamiento logroñés, que ha encontrado en la empresa calahorrana especializada, entre otras, en el control de plagas, el aliado perfecto para dar respuesta a la demanda vecinal.
El resultado, una vez más, es que los tradicionales dormideros comunales de estorninos han dejado de representar un problema en algo más de una semana... Ahora, y culminado el grueso del trabajo, todo se reduce a labores de control.
Diario LA RIOJA ha asistido a una de las sesiones en las que 'Sturnus', justo en la zona del Seminario, ha empleado su novedoso y singular método: la combinación de ahuyentadores acústicos (grabaciones con sonidos de alarma emitidos por los propios estorninos o sus depredadores) y ópticos (luces flasheantes y estroboscópicas) con la suelta de rapaces adiestradas para asegurar el cambio de domicilio.
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«Hasta el mes de marzo y pasado el frío, justo cuando las aves regresan al centro y al norte de Europa, durante una o dos veces por semana pondremos en marcha todo el proceso para mantenerlos alejados», explica Lezana.
Halcones de altanería para dejarse ver y marcar territorio y de bajo vuelo para introducirse entre los árboles garantizando la migración se ven completados con búhos en los lugares donde los estorninos oponen mayor resistencia...
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Obispo Blanco Nájera, Corazonistas, Madre de Dios, cementerio, Casa de las Ciencias, plaza Teresa de Calcuta, plaza del Coso, plaza de Joaquín Elizalde, antiguo cuartel de Murrieta y Yagüe figuran en el listado donde la presencia de rapaces ha terminado por 'convencer' a las otrora multitudinarias bandadas.
Tampoco, tal y como explica Lezana, hay que olvidarse de lo que ayudan previamente cohetes y petardos para asustar a las aves. La idea, como hace ahora justo nueve días, es empujarlas a sus espacios naturales... Hacer que la ciudadanía se olvide de graznidos y, sobre todo, de la producción de excrementos, tan corrosivos como para deteriorar espacios públicos y su mobiliario urbano.
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