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Los tres jugadores estadounidenses del Clavijo, al final de uno de los entrenamientos con el equipo riojano. :: JUSTO RODRÍGUE Z
Ott, Witt y Swanston, elecciones desde la distancia
REGIÓN

Ott, Witt y Swanston, elecciones desde la distancia

Los estadounidenses del Clavijo observan desde la distancia las elecciones de su país

TERI SÁENZ esaenz@diariolarioja.com

Martes, 2 de noviembre 2010, 10:39

Matt Witt arma sus brazos de granito, hace sonar el cuero del balón contra el parqué, suelta su zurda y perfora la canasta. Una y otra vez. Desde una esquina de la cancha o encarando la cabeza de la bombilla. Para el base del Clavijo es una rutina botar y encestar. En Logroño y en Dayton, su natal ciudad situada al sudoeste de Ohio desde donde ha llegado a La Rioja después de un efímero paso la temporada pasada por el equipo de Guadalajara.

Como para sus compañeros de club, el baloncesto lo es todo; y la política, un concepto ajeno al que mira desde tan lejos como los kilómetros que separan su casa actual de la que conserva en un Estados Unidos que hoy se enfrenta a una cita crucial en las elecciones legislativas -- llamadas a decidir si Obama conservará o no los apoyos suficientes en el Congreso y el Senado para concluir los proyectos previstos de aquí a final del mandato. «La situación allá es difícil», reconoce en un inglés con un marcado acento del Medio Oeste. «Hace unos años el trabajo abundaba, pero en los últimos tiempos los chicos que salen de la Universidad tienen pocas oportunidades y no están contentos», comenta sin dejar de hacer filigranas con el balón.

Su diagnóstico resume la situación en la que se encuentra el país y el principal peso que arrastra un Obama atenazado por el malestar que, asegura el jugador del Clavijo, cunde entre buena parte de sus compatriotas. «Al faltar trabajo, mucha gente no tiene nada, aumentan los robos y hay una sensación de miedo», explica.

Su colega Kyle Swanston coincide en que la economía es, a día de hoy, la cuesta más empinada en el camino trazado por el presidente estadounidense desde que llegó a la Casa Blanca hace dos años. «Antes del , la gente gastaba mucho dinero; ahora está más retraída, el dinero no corre y las grandes fortunas están en manos de un porcentaje mínimo de personas», relata este espigado alero nacido de Tampa (Florida) con el cuerpo plagado de tatuajes y la cabeza bien amueblada con sus experiencias en un país tan exótico como Finlandia, donde llegó a ser máximo anotador en la segunda división de la liga de baloncesto.

A pesar del retrato que dibuja ahora su país, Swanston se muestra optimista en general sobre la política desplegada por Obama y el futuro que le aguarda. «Está en la buena dirección, pero va a necesitar tiempo para hacer todo lo que pretende».

Alfredo Ott comparte con Swanston color de piel y perspectivas. «Me gusta Obama, sí», confiesa en un esforzado castellano el escolta nacido en Nueva Orleans que cumple su segunda temporada en el Clavijo y la quinta en el baloncesto español. «Ahora están a la mitad de muchas cosas. Si le dejan podrá llegar a donde se propone».

A esas ilusiones se contraponen las malas perspectivas electorales de los demócratas y el vuelo adquirido por un movimiento como el Tea Party que parece haber aflorado los estereotipos más recalcitrantes de EEUU. Swanston y Ott le restan relevancia. «Eso es cosa de algunos políticos, la gente común no comparte muchas cosas de ese discurso», dicen aún reconociendo cómo muchos norteamerianos siguen creyendo que, mientras otras dispongan de armas, ellos también deben poseer una en su propia casa. «No es lo ideal, pero...». Para los tres, el objetivo es la victoria: no la de Obama, sino la del Clavijo con el que llevan una racha triunfal.

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