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Viernes, 15 de octubre 2010, 02:44
Los tiempos están cambiando, y los espacios y las acciones con ellos. «En el arte los cambios se producen con mucha antelación a otros campos de la sociedad o la política», advierte el artista Julio Hontana al presentar la exposición 'Generando vista previa... Una aproximación a la creación pictórica en La Rioja', de la que es comisario, y que fue inaugurada ayer en la logroñesa Sala Amós Salvador. Una muestra muy heterogénea que efectivamente evidencia la transformación irreversible de las tendencias artísticas -y quién sabe si también sociales- a través de cuatro jóvenes creadores que, habiendo comenzado en La Rioja, han ampliado considerablemente sus horizontes, y no sólo en el sentido geográfico de la expresión.
Aitor Lajarín (Vitoria, 1977), Janire Nájera (Bilbao, 1981), Julio Sarramián (Logroño, 1981) y Nicolás Ortigosa (Logroño, 1983) han sido seleccionados entre la nueva generación de artistas locales por «su condición de exponentes y en cierta medida garantes de lo pictórico con independencia de las categorías plásticas que cultive cada uno de ellos», según Cultural Rioja, organizadora de una exposición que es continuadora de la habida el año pasado en esta misma sala, 'Parartistas. Una aproximación a la creación parartística en La Rioja'.
Hontana también fue el comisario de aquélla: «En esta ocasión -explica- hemos centrado nuestra atención en la creación pictórica pasada esta primera década del siglo XXI porque la vitalidad de esta disciplina artística y su longeva resiliencia que le ha permitido adaptarse a los tiempos sin quebrarse. Llevamos andado un largo camino en la fusión de las categorías visuales y la pintura sigue emancipándose sin atisbar su agotamiento».
Cuatro mezclas
Pintura y fusión es precisamente lo que propone la Amós Salvador hasta finales de noviembre. Mezcla. De entrada, el visitante encuentra 'Settlers' , una instalación llena de detalles diversos que mezcla escultura, pintura y vídeo-animación, obra de Lajarín, alcanadrés residente en Los Ángeles: «En un mundo híbrido me interesa que mi trabajo también sea multidisciplinar».
Los extremos de la sala están ocupados por Sarramián y Ortigosa, desde Shanghái, el primero, y Londres, el segundo. Éste mezcla pinturas, dibujos y grabados de rica inspiración y muy cuidada expresión: «Es una prolongación de lo que hay dentro de mí, mi visión del mundo, mi manera de entender el color y las formas y mi manera de posicionarme ante la vida».
Los cuadros de Sarramián, de gran y pequeño formato, son sencillamente espectaculares. En su caso, la mezcla radica en su técnica de 'revelado pictórico' mediante (carburo de silicio): «Hay un interés por las primeras capas de las obras; buscando una imagen de transparencia donde no se oculta el proceso. Así se le otorga a la obra una nueva superficie que aporta un nuevo significado».
Y mezcla, por último, Janire Nájera, cuyas hermosas fotografías pictóricas, que viajan de la foto social e incluso política al cuadro documental, parecen haber seguido el proceso inverso a las pinturas de Sarramián. Ella, asentada en Gales, despeja la incógnita: ¿por qué estos nuevos artistas riojanos son radicalmente diferentes a aquellos viejos paisajistas de viñas y más viñas? «Somos la generación del y muchas veces del ya que nuestras raíces están tan diseminadas que no sabemos muy bien a dónde pertenecemos».
Ya no hay fronteras en el mundo del arte, sólo horizontes.
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