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JOSÉ MANUEL LEÓN MELIÁ
Domingo, 19 de septiembre 2010, 14:12
'El gran Vázquez' aporta un gramo de locura y desenfreno que se agradecen. El largometraje de Aibar se valorará más por parte de la gente alrededor de los 50 años que en sus tiempos jóvenes devoraron con deleite las divertidas historietas de los tebeos. Seguramente lectores ingenuos que ignoraban que detrás de un gran artista, en este caso, no había un gran hombre. O si lo había, no respondía al patrón del ser iluminado inalcanzable y grandioso. Su facilidad para la trampa, su capacidad para enamorar mujeres con las que se casaba, para comprar y no pagar, y tantos y descomunales chanchullos encuentran soluciones en una cinta entretenida, elaborada, trabajada en algunos recursos narrativos (algunos de los personajes creados por Vázquez cobran vida), que muestra la accidentada trayectoria de un hombre hecho a sí mismo, coetáneo de Ibáñez (creador de Mortadelo y Filemón), que pudiendo haber estado endiosado eligió sin embargo un modelo de existencia poco ortodoxa. Ante todo un vividor cuyos trapicheos eran obra de alguien genial, una mente lúcida para el atropello, inmoral e hipócrita, con sentimientos y orgulloso, que vivió como quería vivir y trabajó como quería trabajar.
Sangre fresca y coreana
El día de ayer no decayó y los acreditados nos vimos sobresaltados con la arrolladora aparición del largometraje más brutal, cañero y gamberro del festival. Viendo y disfrutando 'Saw the devil', del coreano Kim Jee-Woon, me daba la impresión de estar en Sitges en vez de en Donostia, sumerguiéndome en un mar de hemoglobina a manta y sacudido por un retorcido catálogo de atrocidades bárbaras.
Desquiciante y fortísima 'Saw the devil'. Tiene agallas, garra y sus furibundas imágenes molan, impactan y atrapan. Pese a su violencia física y psicológica, su guión plagado de salvajes y sanguinolentos pasajes, se trata, a mi modesto entender, de una obra poderosa y llamativa, espectacular y vibrante, que no decae pese a sus más de dos horas de duración y que pese a lo redundante de algunos episodios, es imposible desviar la atención de la pantalla. Entre otros motivos porque para filmar a degüello las enfermas fechorías del puñado de espeluznantes psicópatas que retrata la cinta hace falta tener gusto, estilo y belleza por la composición del plano. La música y la excelente fotografía ayudan bastante a admirar un trabajo grosero pero muy técnico. Detalles que revelan que detrás de la cámara no hay un cualquiera, sino todo un cineasta que se adentra en los meandros del thriller y el terror gore con capacidad de asombro y cualidades fílmicas. Por estas cuestiones y las formidables ideas que contiene el argumento me hacen apuntar a 'Saw the devil' como uno de los primeros candidatos a la Concha de Oro.
La película, que no escatima martillazos a la cabeza y descuartizamientos varios, cuenta la venganza de un inspector de policía al que un desbocado asesino en serie ha desmembrado a su pareja embarazada. Mientras se repone del shock, emprende la búsqueda del matarife para una vez capturado, matarlo poco a poco. Es decir, como hacen los toreros en una corrida. De esta manera sutil o esquizoide (táchese lo que no convenga) el policía se pone a la altura de su enemigo. Pero se topará con otros villanos, a cual más burro y carnicero. Impresionante, sin más.
Adolescentes españoles
Dentro de la sección 'nuevos realizadores', la ópera prima de Elena Trapé, 'Blog', una curiosa proposición que se puede analizar desde su aspecto sociológico, por el tono costumbrista que adquieren unas imágenes que se llenan de m uchachitas con catorce y quince años enganchadas a faceboobk, mesenger y twiter para comunicarse, con su abreviado lenguaje, con sus amigas. Inspirada en un hecho real (Fernando Colomo rodó la serie 'El pacto' para Tele 5), 'Blog' habla de un complot organizado por las chavalas para subvertir el tradicional rol que la sociedad les encomienda. Aquí son ellas las que toman decisiones y se proponen seducir a sus compañeros de clase para reafirmar su poder. Está rodada en video y se introducen imágenes de las protagonistas hablando por webcam.
La segunda jornada del festival se ha caracterizado por la presentación de dos títulos diametralmente opuestos pero que han significado, cada uno en su estilo, el estudio y análisis no sólo de personajes masculinos con garra y peculiares, sino también la visión y reflexión de todo un entorno social que coge firmeza según de dónde provenga la mirada.
La primera película a concurso de nacionalidad española la firma Óscar Aibar ('Platillos volantes en el cielo') y se titula 'El gran Vázquez', una historieta, y nunca mejor dicho, que retrata, con fino humor irónico, las variopintas y cachondas andanzas de un personaje fullero y tronado, Manuel Vázquez, dibujante de tebeos que se gano una meritoria reputación en la editorial Bruguera.
A este tipo al que se le podría calificar desde caradura hasta moroso (y todavía cabrían más adjetivos) le pone rostro y le da vida con desenfado y chulería, Santiago Segura, que encuentra en la chanchullera personalidad y carácter de Vázquez una pequeña pero sugestiva prolongación de su creación fetén, José Luis Torrente. Matiz que entiendo que se debe a dos cuestiones. Primero, porque Santiago Segura casi siempre se interpreta a sí mismo y resultaría insólito encontrártelo modificando sus mecanizados registros. Y, después, porque el gracejo sardónico de los diálogos y el cinismo y jeta que le echa al encarnar al marrullero dibujante añaden un plus «marca de la fábrica» de miras comerciales que buscan atraer tanto a los fieles seguidores de Segura como aquellos espectadores interesados por conocer las principales barrabasadas de un individuo echado hacia delante y sin miedo a los enredos con los que coqueteaba sin pudor ni remordimientos.
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