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El padre de Harry El Sucio
CULTURA

El padre de Harry El Sucio

'El gran Vázquez' es un biopic del dibujante, con Segura como protagonistaDon Siegel, premio a toda una vida dedicada al cine, fue algo más que el maestro de Clint Eastwood

PPLL

Domingo, 19 de septiembre 2010, 14:16

A comienzos de su carrera, en Warner Bros, allá por 1933, hizo un poco de todo, editor, coguionista, ayudante de dirección y responsable de los segundos equipos, incluido el rodaje de secuencias adicionales para 'Casablanca', 'Murieron con las botas puestas' y 'Ciudad de conquista'. Su debut como director se produjo en 1945 con un par de oscarizados cortometrajes para, a continuación, firmar títulos al estilo de 'El veredicto', 'Almas en tinieblas', 'El gran robo', 'Motín en el pabellón 11' o 'China Venture'.

Ya desde su primer filme, el siempre competente Siegel dejó constancia de su saber hacer, de su sólido oficio -en el mejor y más popular sentido del término-, de su gusto por la violencia fulminante, así como por su bronco sentido del humor. Sobre todo cuando abordaba el 'thriller', género al que dio lo mejor de sí mismo. Ahí están para demostrarlo títulos tan impactantes como 'Baby Face Nelson', 'Código del hampa', 'Al borde de la eternidad', 'Madigan', 'El carnaval de la muerte', 'La gran estafa' y 'El molino negro'. Sin embargo, Siegel se haría famoso por un clásico de la ciencia ficción: 'La invasión de los ladrones de cuerpos' (de la que, por cierto, Philip Kaufman rodó una secuela en 1978, con el título de 'La invasión de los ultracuerpos', en la que Siegel aparecía como actor), donde incluso se podían detectar implicaciones políticas y sociales.

Otro momento culminante en su vida fue el encuentro con Clint Eastwood, al que dirigió en 'La jungla humana', 'Dos mulas y una mujer', 'El seductor', 'Fuga de Alcatraz' y, por supuesto, 'Harry el sucio'.

«Alégrame el día»

Sin duda, 'Harry el sucio' se convirtió en el mayor bombazo taquillero en la carrera del maestro, hasta el punto de propiciar cuatro secuelas. A saber: 'Harry el fuerte', 'Harry el ejecutor', 'Impacto súbito' y 'La lista negra'. Fue Eastwood quien se empeñó en que Siegel dirigiera la primera película, rechazada por la Universal y retomada por la Warner. A cambio, el autor de 'Sin perdón' le rindió homenaje con un pequeño papel como actor en su película 'Escalofrío en la noche'. Una de las frases memorables de la historia del cine es esa de «Sé lo que estás pensando: si disparé las seis balas o sólo cinco», inauguró la saga; a las que siguieron «Vamos, alégrame el día» o «Un hombre debe conocer sus limitaciones». Nacido para la pantalla en 1971, obra de los guionistas Harry y Rita Fink, cuyo número de placa policial era el 2211, la estela de un detective viudo, detestado por todos y armado de una Magnum del 44 se prolongó durante 17 años. Su talante retrógrado y conservador planteó dudas a la hora de llevarlo a la pantalla, en plena eclosión de los movimientos liberales.

Un sector de la crítica lo calificó de «fascismo medieval». Candidatos al papel fueron Frank Sinatra, Paul Newman y John Wayne, el cual lo desestimó porque podía ser perjudicial para su imagen. Por su parte, el mismísimo Eastwood llegó a afirmar: «Hay muchos actores en el mundo mejor formados que yo, pero no creo que pudieran hacer de Harry el sucio. Laurence Olivier, por ejemplo, hubiera estado ridículo».

Con la distancia que da el paso del tiempo, pienso ahora que acaso más que retrospectiva, la belleza del cine de Siegel sea premonitoria. Nos enseña lo que serán para las nuevas generaciones los filmes citados, lo que será nuestro mundo bajo la óptica de otro mundo, la insólita belleza que el grano de las viejas copias dará a las pantallas del futuro, el destello mítico que los años pondrán en los cascos de los vaqueros de 'Estrella de fuego' (interpretado por Elvis Presley) y 'El último pistolero' (protagonizado por John Wayne).

Son películas de un gran director que nos enseñan a amar nuestro mundo y a descubrir el halo fantástico que nimba todo cine realista. Como en el poema de Dylan Thomas, estos filmes nos susurran: «Las grullas no chillarán ya más en los oídos/ni las olas romperán sonoramente en las playas/donde surgió la flor ya no podrá la flor levantar su capullo al golpe de la lluvia...» Pero, como en este mismo poema, las imágenes de las películas de Don Siegel nos recuerdan: «... Y la muerte no prevalecerá».

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