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A. GIL |
Sábado, 31 de julio 2010, 12:15
Motocicletas y todoterrenos en los garajes para ahorrar gasolina, trajes que no se renuevan desde hace años, vehículos apagados para ahorrar combustible en cunetas y aparcamientos pese a la contundencia del calor..., son algunas de las instrucciones que los agentes de Tráfico de la Guardia Civil de La Rioja han recibido de sus superiores para hacer frente a la crisis que vive el departamento. El recorte salarial para los empleados públicos afectó también a estos 'especiales' funcionarios, cuyas condiciones siguen lejos de las de otros cuerpos de seguridad del Estado. Ahora, la amenaza de pérdida del llamado plus de seguridad vial que cobran los agentes de Tráfico y el «afán recaudatorio muy por encima del servicio público» del nuevo sistema de baremación de la productividad de los guardias han hecho saltar por los aires la convivencia en el departamento.
El general jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil envió recientemente a las comandancias un oficio con el nuevo sistema para confeccionar el Resumen mensual de Actividades Individuales (RAI) que evaluará a cada agente, con casos tan curiosos como que el auxilio a un herido tendrá una valoración nueve veces menor a una infracción por alcoholemia. Hasta ahora, cada comandancia hacía un RAI mensual de los agentes con el número de kilómetros realizados e intervenciones, pero sin puntuación alguna. Desde ahora, cada actuación se valora y, tal y como denuncian los guardias civiles que prestan su trabajo en las carreteras, son las intervenciones que implican sanciones importantes las más consideradas.
En este sentido, una denuncia por infringir la Ley de Seguridad Vial multiplica por dos la actuación del agente «por requerir un plus de iniciativa sobre el auxilio», que únicamente multiplica por uno. Para este último caso, el nuevo RAI justifica la escasa valoración del socorro a heridos o conductores en apuros de la siguiente forma: «Es la menos valorada, no por restarle importancia, sino porque generalmente se trata de situaciones 'encontradas', que no requieren de una iniciativa especial por parte de agente encargado de la vigilancia del tráfico».
Curioso argumento, como lo es también el caso de las denuncias al transporte terrestre (vehículos pesados), que conllevan sanciones muy elevadas, y que multiplican por cuatro la actividad de agente por «ser materia más compleja, que requiere de mayor estudio para estar al día, con sanciones muy elevadas que implican una mayor responsabilidad a la hora de denunciarlas y que prácticamente garantizan casi un escrito de alegaciones por denuncia, además de motivar a que los agentes tomen mayor interés por la materia».
Otro caso reseñable es que la intervención en accidentes, aunque se valora mejor que el auxilio (multiplica en este caso por dos), puntúa claramente por debajo de las sanciones: «Si bien el tiempo que puede detraer de otras actividades puede ser importante, no es menos cierto que generalmente conlleva la realización de toma de datos o diligencias, auxilios, denuncias, etc., de modo que son valores acumulativos en una misma intervención en numerosas ocasiones exenta de iniciativa al recibirse la noticia del accidente por parte de la central», argumenta el oficio del jefe de Tráfico para justificar su baja valoración.
En el otro extremo, las actuaciones más puntuadas son las alcoholemias con infracción (las sanciones económicas más altas), que multiplican por nueve: «Por requerir atención e iniciativa, existir el resultado de la propia infracción, no como en un muestreo, distraer bastante tiempo al agente de otras actividades a la espera del equipo de atestados, quizás de una grúa, extracción de sangre (...) y serenidad y paciencia para saber llevar a personas en estado de embriaguez a menudo irritantes y respetuosas». Para el resto de alcoholemias, las positivas por muestreo multiplican por cinco y por accidente, por tres. Sin embargo, la recuperación de vehículos robados multiplica únicamente por uno.
El conocimiento por parte de los agentes del nuevo sistema de valoración, que se ligará a la distribución de incentivos económicos, ha provocado una caída de las denuncias de hasta el 70%. Es lo que se ha llamado 'huelga de bolis caídos' y es que, tal y como explica un guardia riojano, «nos obligan a perder nuestra vocación de servicio público». «Si veo a un conductor herido, qué debo hacer», se pregunta. «¿Mirar para otro lado e ir a otro sitio a poner una multa por alcoholemia?».
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