TRIBUNA

Ciudad limpia, corazón impecable

«Preocupémonos de las personas y de sus derechos y dejemos en paz a los animales que sólo tienen su propia vida»

MARÍA LUISA ARENZANA MAGAÑA

Lunes, 26 de julio 2010, 02:26

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Se ha iniciado una campaña recaudatoria que multará a todo aquel que lleve a sus perros sueltos durante el día. Los «beneficiados» de esta medida son, sin duda alguna, los animales, que pasan la mayor parte del día solos y entre cuatro paredes. Mientras las protectoras de toda España no dan abasto y las perreras siguen matando perros y gatos porque nadie los quiere, las autoridades no prohíben ni los criaderos ni las tiendas de animales, que se encargan de traer más seres sintientes a este mundo y de agravar de manera estrepitosa este problema.

Lo cierto es que algunas personas carecen de «urbanidad», sea porque no recogen los excrementos perrunos o porque llenan los parques y otros lugares de envoltorios de todo tipo, suciedad de toda variedad, incluyendo fragmentos de vidrio y otros elementos cortantes y peligrosos. Son estos seres los que suponen un peligro para los animales y el resto de la población. No es equiparable la educación que tienen la mayor parte de los perros con la bestialidad de muchas de estas personas: ellos no abandonan a sus seres queridos, no se creen los reyes de la creación y no van destrozando todo a su paso.

Animo a los artífices de esta campaña a que multen a todo aquel que tenga animales atados o encerrados día y noche y tomen medidas éticas urgentes para atajar la sobrepoblación de perros, gatos y otros animales «domesticados». Conciencien a la gente de la importancia y responsabilidad de adoptar un animal.

Los animales son seres sintientes, no mercancías. No hay más que mirar a cada esquina, en cada gasolinera, en cada camión que se nos cruza en la carretera. Hace unos días, sin ir más lejos, decenas de corderos en un trailer, se apelotonaban unos encima de otros, buscando aire para respirar y mordiendo los barrotes en un ataque de desesperación y búsqueda de una salida a ese martirio.

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¿Pero qué nos importa a los seres humanos que muchos seres inhumanos esclavicen y maten a seres sintientes si yo me beneficio de una alarma de seguridad o de mi ración de pollo. cerdo, cabrito, conejo, ternera o pato? Pónganse ustedes en el lugar de los animales y levanten la cabeza hacia nuestra especie: ningún otro ser animal en la tierra tiene el corazón tan endurecido ni engreído como el ser humano.

Seamos honestos. Nos preocupan las personas, «los seres humanos son lo más importante» y todavía no hemos conseguido que cada ser humano tenga un plato de comida que llevarse a la boca cada día. Aún así, en vez de dedicar nuestro esfuerzo a producir alimentos éticos de manera sostenible, nos dedicamos a esclavizar seres que sienten y sufren como nosotros, a utilizarlos en banquetes diarios y festivos, en moda, en espectáculos circenses, en herramientas de caza, en vigilantes de cadena al cuello, etc.

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¿Qué otro animal encierra de por vida a otro para explotarlo al máximo, hacerle tener crías constantemente para acabar quedándose con todos los cuerpos ya sin vida de esos seres que sienten y padecen? Esta especie que se autodenomina «humana» en una era tecnológica donde no existen barreras al cambio, se niega a cambiar, sin embargo, la opción del menú y sigue masacrando sin piedad un número abismal de animales no diferentes al perro o gato con el que convivimos.

Respetemos de una vez los derechos humanos, sea cual sea el origen y la razón por la que todos estamos aquí hoy en día en este mundo. Preocupémonos de las personas y de sus derechos y dejemos en paz a los animales que sólo tienen su propia vida. Reconozcamos de una vez que no nos pertenecen, que tienen sus propias razones y formas de estar en el mundo. No sigan perdiendo su preciado tiempo en hacerles sufrir. Gracias.

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