Un siglo de recuerdos

¿Se imaginan ustedes lo que puede significar cumplir cien años? ¿La de experiencias, buenas y malas, que se pueden acumular en todo un siglo de vida? Algunos firmarían ahora mismo por una existencia tan longeva. Otros la condicionan a un buen estado de salud y a una cabeza en su sano juicio. Lo que es seguro es que todos nos daríamos con un canto en los dientes si al llegar a esa edad contásemos con el cariño, el cuidado y las atenciones de una familia que siente casi adoración por el miembro más antiguo del clan.

Es el caso de Julia Loza Alonso, una mujer que nacía hace ayer cien años a orillas del Najerilla, en Baños de Río Tobía, y cuya familia quiere celebrar esta fecha de una manera especial a pesar de la distancia. Y es que hace ya muchos años que parte de la familia tuvo que partir hacia tierras valencianas para ejercer allí como técnicos en la fabricación de chorizo de Rioja, una experiencia que aprendieron en la fábrica de embutidos que anteriormente habían puesto en marcha en su pueblo natal.

Ahora son sus descendientes, y en especial su nieta Karla, quienes quieren agradecerle tantos desvelos y una vida amparada bajo un enorme corazón que siempre llevó por bandera sus raíces riojanas.

De ella asegura que «siendo muy niña me enseñaba jotas riojanas y ahora soy yo quien continúa con la tradición con mi sobrina, desde Valencia y por Pepe Blanco».

Karla ha hecho llegar a la redacción de este periódico una carta dedicada a su abuela que pone los pelos de punta por la profundidad de un sentimiento de absoluta admiración. Quiere felicitarle por su cien cumpleaños y para ello ha querido dejar constancia de una vida dedicada a los demás. La vida de una mujer fuerte que, aunque a muchos kilómetros de tierras riojanas, nunca ha dejado atrás la tierra que le vio nacer y donde todavía permanece la única de las hermanas que siempre mantuvo su domicilio en Baños, su hermana Juana, que también cuenta ya con 96 años y que hoy en día sigue siendo la conexión más importante de esta familia entre La Rioja y Valencia.

Lazos de sangre

Karla asegura que los lazos de sangre perduran y que hoy es el día en que, por estos lares, sigue encontrando a gente que cuenta anécdotas sobre su abuela como si el tiempo se hubiera frenado. «Intuyo que, en esta vida, las cosas buenas permanecen de tal modo que se tornan orgullos desmesurados», afirma esta joven de 32 años que lleva con honor el título de «nieta de riojana» gracias a su abuela Julia.