Cámaras, sonido, iluminación, maquillaje, figurantes... Un trabajo que se apaga en cuanto nos sentamos delante de la tele. :: D. URIEL
Televisión

En abril arrancará 'Gran Reserva', una serie para TVE de familias riojanas ambientada en La Rioja

Este fin de semana rodó los sorprendentes dos últimos capítulos de la primera temporada. Y nosotros estuvimos allí. Ni el frío, ni el viento y ni tan siquiera la lluvia. Lo que marca un rodaje es la lentitud, todo se repite sin motivo aparente

SERGIO MORENO

Lunes, 8 de marzo 2010, 11:58

Se lo prometo, hubo un tiempo que quise ser actor. Sin embargo, como pueden comprobar, estoy a años luz de parecerme a George Clooney o Brad Pitt. Incluso me llegaron a decir que tampoco daría el pego como un actor de carácter. «Malos representantes», me llegué a justificar.

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Sin embargo, en la actualidad, me encuentro en la disposición de prometer que nunca más volveré a... -utilizando una frase mítica del cine, ya saben que quien tuvo retuvo-. Perdón, continúo, ...a participar en un rodaje de una serie de televisión. Ni Sofía Loren ni tan siquiera Audrey Hepburn me harían cambiar de opinión. Se lo he prometido. Sin embargo, soy consciente de que debo justificar semejante decisión: ¿por qué un hombre decide romper con su sueño y probar suerte en otro sitio?

Allá voy.

He roto con el sueño de mi infancia porque una vez escuché a un paisano decir una frase que se me quedó grabada a fuego: «No entiendo que una persona con estudios tenga que levantarse a las 6.30 de la mañana para ir a trabajar. Yo no tengo ni la EGB y me despierto a las diez». Tiene toda la razón, y no le hice caso. A las 7.45 horas había que estar en Briones. Por lo tanto, a las 6.30 horas, arriba. «El lamento del perezoso», pensarán; y tienen razón. Pero las casi 60 personas que conforman el equipo de rodaje de pusieron un pie en el suelo una hora antes.

Al lado de su despertador, una hoja a la que los del equipo (actores incluidos) le llaman 'la orden'. Y la del pasado jueves empezaba así: «Jornada de trabajo: 08:00h-18:00h. Temperatura máxima: 6ºC. Temperatura mínima: 2C. Probabilidad de precipitación: 30%. Soleado parcialmente nuboso. Amanecer: 07:12 h. Ocaso: 18:10 h». Todo, absolutamente todo. Nada se deja al azar. Hora para empezar a comer; hora para terminar de comer; hora, minuto y segundo para rodar la secuencia 127, del capítulo 12, con los actores... El cómo, el cuándo, el dónde y el con quién son primordiales en esto de las series de televisión. Y si les soy sincero, jamás fui hombre de ataduras. ¿Ven? Otro motivo más.

He roto con el sueño de ser actor porque a pesar de tener que llevar tres modelitos diferentes de ropa, nadie me advirtió que debían ser de abrigo. Y acostumbrado a la calefacción de la oficina, no me gusta pasar frío, la verdad. ¿Los del equipo de rodaje? Perfectos. Un ejemplo: «Yo llevo los calcetines térmicos, las mallas, la camiseta interior térmica, el forro polar y la cazadora de nieve». ¿Y en la mochila? «El mini portátil, la cámara, el , el GPS, el manos libres, los móviles, la , la linterna y un puñado de bolis y rotuladores». Así cualquiera. Se quejan de exceso de peso o de todo el material que hay que mover de un lado para otro con el objetivo de grabar una escena; pero lo que no saben es que el movimiento y la carga de peso desentumece el cuerpo. Eso seguro.

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No quiero ser actor porque no tengo capacidad para controlar el clima. Sé que no se lo van a creer, pero no puedo hacer que llueva ahora mismo, que salga el sol en dos minutos o que aparezca una nube oportuna que dure exactamente 33 segundos para rodar un plano en el que no puede aparecer el sol. Yo soy normal. Ellos, no. Porque tampoco puedo controlar el reloj de la iglesia de Briones, ni el cantar las cigüeñas que descansan en su torre ajenas al rodaje; y ni mucho menos puedo saberme de memoria el espacio aéreo de La Rioja Alta. Ellos, tampoco, y aún así lo intentan. Que si un cable por aquí, que si cinta aislante de multitud de colores por allá, que si un poco de tela por este otro lado, que si un foco, una cubierta especial y cuatro hierros; entonces el frío invierno riojano pierde fechas en el calendario, el sol encuentra sombra donde nunca antes la había habido... y por arte de magia nada es lo que parece. Tanto que Briones se llama Lasiesta. Imperdonable para una persona como yo a la que la mentira le parece el peor de los defectos posibles, después de la sinceridad, claro está.

Tampoco quiero formar parte del selecto grupo de actores con un Goya o un TP de Oro porque no estoy acostumbrado a trabajar en equipo, a seguir las órdenes del director y sus ayudantes, el cámara y su ayudante, la de producción y su ayudante, y el guionista y su... conflicto. Ya les dije antes que soy un hombre sin ataduras y esto viene a reforzar mis valores.

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Pero si con todo lo anterior, aún no les he justificado mi renuncia al mundo del , un último motivo. La orden marcaba trabajar de 8.00 a 18.00 horas con una hora para comer y se cumplió como no podía ser menos. Esto lo puedo aceptar. Incluso puedo pasar por alto que al final se grabara todo lo que se tenía que grabar pese a los muchos problemas que surgieron por el camino. Es más, puedo olvidar que no me dieran un papel protagonista, o que me hicieran repetir una y mil veces la misma toma porque un pájaro cantaba, un avión se colaba por el sonido ambiente, o un hombre de la calle Juan José Bergareche con la calle San Juan de Briones decidía que era el momento de ir a por el pan justo cuando la cámara estaba en su trayectoria... Pero lo que jamás se me irá de la cabeza es que estuviéramos trabajando de sol a sol (lo tenían controlado en la famosa orden) para rodar cuatro hojas del guión. Es decir, cuatro minutos. Todo un día de trabajo para 240 segundos de cinta. Inconcebible.

Pero, entonces, ¿por qué ellos lo hacen? ¿Y no sólo los actores, sino también los de sonido, de producción, de maquillaje, de iluminación, de dirección? ¿Por qué? «Para entretenerle a usted señor espectador, para brindarle un espectáculo ameno y de calidad; y porque de algo tenemos que comer». Pero hay más: «Porque llevamos muchos años contando historias a través de nosotros, siendo la materia prima del drama. Utilizamos nuestras actitudes y sentimientos para dar vida, representar y explicar. Nos inspiramos en las vidas reales y las utilizamos para entretener, para emocionar». Vaya, quiero ser actor.

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