La presencia riojana en las gradas fue abundante. :: DÍAZ URIEL
JD ARrate 25 - naturhouse 33

El Naturhouse acaba con su gafe en Eibar pasando por encima de un Arrate decepcionante

Los riojanos, sin hacer un gran partido, fueron muy superiores, con una primera parte arrolladora

PABLO ÁLVAREZ |

Domingo, 7 de febrero 2010, 19:37

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Una racha de viento derribó ayer Ipurúa. Era viento del sur, de color blanco y vino. No sopló mucho: sólo un ratito, y con fuerza casi siempre regularcilla. Pero fue suficiente para llevarse por delante con estrépito al equipo local.

No era lo esperado, de ninguna manera. Arrate tiene la sana costumbre de ser un equipo duro en su casa; y más frente al Naturhouse, porque los riojanos se habían ido siempre de Ipurúa con poco premio y mucho quebranto. Cierto es que este año los guipuzcoanos han dado un paso atrás, y los riojanos uno adelante. Pero los primeros partidos de liga son peligrosos, y tienden a difuminar diferencias y a dar sorpresas.

Pero iba a ser que no. El Naturhouse salió al campo como si no hubiera pasado ni un día desde su asombroso final de la primera vuelta. La defensa, en particular, estaba tremenda. Arrate no encontraba la manera de jugar ante el 5-1 de los riojanos, con Unai Arrieta en el avanzado: el guipuzcoano volvía a su ex-pabellón, y nadie diría que ha estado tres meses fuera de juego. Todo potencia y agresividad en defensa, y todo efectividad en ataque, Arrieta fue uno de los mejores del partido de ayer. Bienvenido.

Así llegó un 4-10 en el minuto 15. Con el andar de los minutos, el Arrate aprendió a atacar el 5-1, y los riojanos tuvieron que bajarse al 6-0 mientras el Arrate se acercaba hasta el 8-10.

Gurutz Aginagalde

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Los momentos de dudas se solucionaron de dos maneras. Una, con Arrieta haciendo cuatro goles en seis minutos. La otra, con un Gurutz espectacular aprovechando el buen trabajo de su defensa para firmar una estadística casi insultante durante la primera parte: 10 paradas sobre 20 lanzamientos.

Una estadística de alrededor del 35 por ciento es buena para un portero de Asobal. Llegar al 40% es muy bueno. Parar la mitad de lo que te tiran es devastador: pocos ataques son capaces de mantener la compostura ante un portero que para lo normal y lo anormal.

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Arrate no estaba ayer a esa altura, sobre todo porque sus jugadores comenzaron a desesperarse, a olvidarse de elaborar para intentar la aventura individual.

Quizá el Arrate de otros años, con más pólvora en la primera línea, podría haber salido de ésta. Pero el Arrate de este año no funciona así.

Y de ese modo el Naturhouse se fue viniendo arriba. Apoyado en su defensa y su portero el ataque hacía las cosas bien y sin excesivos errores. Suficiente como para que el marcador del descanso fuera lo nunca visto en Ipurúa: 10-18 para el Naturhouse.

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Los ocho goles de diferencia se convirtieron en 10 hacia el minuto 3 de la segunda parte. Y es muy difícil que en la Asobal se vean remontadas de tanto calibre.

No fue porque los guipuzcoanos no lo intentaran. El Naturhouse está en realidad algo lejos de su forma ideal. Todavía le falta continuidad en el juego, y algunos de sus hombres andan desenfocados. Isaías lo está, pero su brazo le vale para desatascar cuando se le necesita. Ayer hizo 6 goles.

El caso es que el Naturhouse tuvo momentos malos, pero era mucho lo que Arrate tenía que levantar. Llegó hasta los cinco goles de diferencia (20-25), pero no le dio el fuelle para más. Jota González optó por sacar a sus perforadores oficiales: con Sasha Tioumentsev en la izquierda, y Víctor Vigo en el centro, y con la amenaza de Isaías Guardiola desde el exterior, las defensas tienen muchos sitios a los que mirar a la vez. La diferencia se amplió de nuevo, y el partido acabó con los mismos ocho de diferencia del descanso.

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Una gran manera de volver a la liga: cae el maleficio de Ipurúa.

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