La victoria más amarga

Ambiente de baloncesto en el Palacio de los Deportes de Logroño. El de las grandes ocasiones pese a las restricciones sanitarias de aforo. Como hacía tiempo, mucho tiempo, que no se vivía. Día de fiesta, con todos soñando con la remontada y con una nueva ronda hacia la LEB Oro. Objetivo:+18. La diferencia que logró el Gran Canaria en la ida de la eliminatoria de octavos de final del 'play off ' de ascenso.

Hasta por 23 llegó a ir ganando el Reina Yogur, pero cayó eliminado en unos minutos finales a cara o cruz. Y, pese al triunfo (82-68), el Clavijo vivió la más triste de sus victorias. Cayó con honores y tiene que recordar cómo cierra esta temporada para seguir construyendo sobre la cacha y en las gradas para reforzar un proyecto que ha puesto unos cimientos que deben hacerse firmes.

La salida del Reina Yogur Clavijo fue de manual de intimidación. Primer ataque, mate de Sakhniuk. A partir de ahí, defensa agobiante, arriesgando al máximo, con la afición detrás apoyando y valentía y ritmo ofensivo. Como antaño. Una gozada. No se sabía todavía si el conjunto logroñés iba a pasar, pero lo que deja claro este partido para el futuro es que algo está cambiando para bien y que hay que saber aprovecharlo. Este año ha sido de relanzamiento tras años a la baja. Ojalá que siga subiendo.

En seis minutos, la ventaja cajera era de once (18-7), con un enchufadísimo Lobo (acabó con 20 puntos la primera mitad). La mitad del trabajo hecha. Pero los amarillos tienen calidad, mucha. Y encadenaron nueve puntos consecutivos que les devolvían a la calma para cerrar el primer cuarto con un igualado 20-18.

El Clavijo seguía intenso pero el ataque ya no fluía y costaba encontrar el aro canario. El partido, pese a que la ventaja era mínima estaba divertido, trepidante, disfrutón. No se les podía negar el esfuerzo y la intención a los de Jenaro Díaz. Los canarios jugaban con la tranquilidad que les daba la renta a favor de la ida, el Reina Yogur luchaba contra ella. Al descanso se llegaba con un ilusionante 42-34 y, lo mejor de todo, con un Clavijo al alza y la afición gritando 'Sí, se puede'.

Vuelta al campo y ánimos renovados. Los riojanos se acercaban mucho a la meta, tanto que la alcanzaban. Casi asustaba con tanto tiempo por delante (55-37, minuto 23). No se asustó Lafuente para poner los 20 de distancia con una entrada en contraataque, ni Lobo con su triple posterior (62-39). Los canarios pagaban la juventud. Nervios, protestas y malas caras. Pero ahí estaba Jean Montero. A sus 17 años, el dominicano se echó a las espaldas a los suyos y lideró un parcial de 0-11 que les hacía recuperar el mando de la eliminatoria.

Sin embargo, el Clavijo entraba en el último cuarto con el trabajo prácticamente hecho (66-50). Faltaba ver cuál de los dos equipos gestionaba mejor sus emociones y la tensión. Había muchísimo en juego. Bien cerrados atrás, los logroñeses no dejaban huecos a unos canarios que no encontraban soluciones. Hasta los 23 se fue el Reina Yogur (75-52).

Una eliminatoria se jugaba en un partido de cuatro minutos. Había que contar de cero a partir de 18.

Último minuto y el Gran Canaria ganaba por uno (80-73) con un Javi López que asumió su papel de capitán en un momento vital. Andanza, con un triple solo facilitado por Montero, puso cuatro de ventaja. Lobo redujo a dos con once segundos. Sólo llevaba una falta este cuarto el Clavijo. Un hándicap en estos momentos. Llegó a la quinta con 6 segundos pendientes. Tiros libres para López de la Torre, ausente en el primer choque y decisivo en éste. Anotó los dos para dejar sin opciones ya al Reina Yogur (82-68).

El Clavijo cerró la temporada con la victoria más amarga pero deja un poso que el club debe aprovechar para seguir creciendo.

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