Secciones
Servicios
Destacamos
Cuarta sesión de juicio contra Francisco Javier Almeida y la psiquiatra que le evaluó una vez que por motivos de seguridad fue trasladado desde la cárcel de Logroño al penal de Segovia ha certificado que el acusado «sabía lo que hacía, conoce la ilicitud del ... hecho, se mueve por sus deseos, su voluntad y su convicción». Así lo ha ratificado este jueves la perito por videoconferencia en una jornada que tuvo que ser suspendida hasta el viernes por los problemas técnicos para que declararan otros testigos por el mismo sistema.
Esta misma perito ha relatado que evaluaron al procesado en el Instituto de Medicina Legal de Segovia y, en el momento del reconocimiento, se valoró la capacidad de recuerdo de Almeida. Entonces no detectaron que tuviera falta de memoria ni que padeciera un deterioro que se la pudiera provocar. Una afirmación que desmontaría la afirmación del acusado nada más ocurrir los hechos, cuando decía no recordar lo sucedido.
La perito ha explicado que Almeida mencionó que había visitado al psiquiatra en varias ocasiones, pero «lo comentó de manera vaga, no había ni un diagnóstico ni un seguimiento».
Noticia Relacionada
Carmen Nevot
De acuerdo con esta doctora, en la madrugada del 29 de octubre de 2021, sobre las 02.00, Almeida pidió que le evaluara un médico porque decía que le habían «dado una patada». El facultativo que la atendió, como así lo reflejó en el parte médico, no hay constancia de que Almeida tuviera ningún tipo de alteración mental, ni signos de intoxicación etílica, «todo lo contrario», apunto. De hecho, solicitó la medicación crónica que toma para controlar la hipertensión, «símbolo de que está en contacto con la realidad», señala.
Cuando el procesado fue examinado en el Instituto de Medicina Legal de Segovia, ha recordado que comentó que tenía algunos problemas de insomnio provocados por el temor a lo que pudieran hacerle el resto de internos del centro penitenciario. Esos mismos temores los habría expresado en la cárcel de Logroño, donde ingresó el 31 de octubre de 2021, cuando todavía no habían transcurrido las 72 horas de su detención. Antes de concluir el tiempo de cuarentena de diez días por el covid, Instituciones Penitenciarias decidió trasladarle a Segovia por seguridad, ante el revuelo que había provocado el crimen de Lardero.
A preguntas del abogado defensor sobre los efectos provocados por los más de veinte años que el acusado ha pasado de prisión en prisión, la psiquiatra ha sido tajante: «Ninguna consecuencia más allá de haber tenido buena nota en un curso sobre agresiones sexuales». De hecho, «los efectos de la institucionalización de una persona no tienen porqué ser negativos».
Francisco Javier Almeida lleva encerrado más de la mitad de su vida. En 1990 fue condenado a siete años de cárcel por la agresión sexual a un niña de 13 años cometida el 5 de octubre de 1989. Poco más de un año después de que extinguiera su condena, el 17 de agosto de 1998 agredió sexualmente y asesinó a la empleada de una inmobiliaria. Por estos hechos fue sentenciado a 30 años.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.