El Logroño pierde su último vuelo a Europa

Y eso que, curiosidades del guion del encuentro, el Ciudad de Logroño salió como un avión a la pista. El cuadro franjivino fue intenso y veloz, tanto en ataque como en defensa, que robó balones y blocó lanzamientos, lo que permitió a los riojanos marcar al contraataque. Y en un abrir y cerrar de ojos, el equipo logroñés comandaba el marcador con un 1-5 contundente, lo que obligó a Antonio Rama a solicitar un tiempo muerto antes del minuto 5 de esa primera parte.

La charla del entrenador vallesano pareció calar en su plantilla, que devolvió el parcial a los de Velasco para meterse otra vez en el partido (5-6, minuto 9). El Ciudad de Logroño empezó a atascarse en su ofensiva y Antonio García y Esteban Salinas aprovecharon para igualar las cosas.

El partido entró, ya en su primer cuarto de hora, en un toma y daca, con el equipo franjivino intentando imponer un ritmo desgastante a un equipo que acaba de salir de un confinamiento. Pero, aprovechando su buen fondo de banquillo, los catalanes aguantaron el envite. Y no solo eso: los locales se pusieron a comandar el encuentro con un gol de Adriá Martínez (12-11, minuto 17). Para ese entonces, Pol Valera daba descanso a Borja Lancina, Jan Gurri a Alex Márquez y su hermano Chema lanzaba misiles en lugar de un Antonio García en estado de gracia -acabó anotando diez tantos el exinternacional español-.

En el Logroño entraron Oswaldo, todavía falto de ritmo tras su larga lesión de hombro, y Erik Balenciaga, pero pocas cosas cambiaron. La dinámica del conjunto de Miguel Ángel Velasco no era la mejor. Aun así se mantuvo en partido al descanso (19-17).

Pero nada cambió tras el paso por vestuarios. Todo lo contrario: fue a peor, porque una descolocada defensa franjivina no solucionó los problemas de la primera etapa y el atasco se mantuvo en un ataque en el que Tomás Moreira estaba celosamente custodiado por Oriol Rey, y en el que Agustín Casado y Erik Balenciaga estuvieron lejos de su nivel.

Miguel Ángel Velasco trató de inocular una reacción en su equipo. El segoviano solicitó un tiempo muerto en el 41, cuando el Granollers se había puesto arriba con una renta de cuatro goles (25-21), pero no sirvió de nada. El equipo franjivino no tenía más variantes para intentar experimentar una mejoría. El conjunto local aprovechó esas debilidades y abrió aun más la herida sangrante del bloque riojano, que encadenaba un error tras otro, con flojas defensas y inertes ataques. Y eso que Rangel da Rosa estaba parando. Pero no sirvió de nada. En cuestión de un par de minutos, el hueco entre ambos se estiró a los seis goles (28-22, minuto 43).

El Ciudad de Logroño, ya en su último intento para revertir, intentó situarse en 5-1, con Edu Cadarso en el avanzado, a veces haciéndole una defensa mixta a Antonio García. Mejoró el equipo riojano, que soñó con una remontada (32-28) a falta de ocho minutos. Pero fue un espejismo. El bloque visitante andaba falto de gasolina, sobre todo en su faceta ofensiva. Tuvo balón para ponerse a tres después de una parada de Rangel, pero un error en el pase permitió que Mamadou liquidase el encuentro para que el Granollers le quitase la tarjeta de embarque hacia Europa.

Esto es deporte y cualquier cosa puede pasar en los dos encuentros que quedan por delante. Suficiente ha hecho un golpeado Logroño para llegar a esta instancia con vida. Una realidad que no sirve de consuelo.