Desde las 9 de la mañana en que ha quedado abierta al púbico la capilla ardiente con los restos mortales del cardenal Eduardo Martínez Somalo en la ermita de la Virgen de los Parrales, en Baños de Río Tobía, está siendo constante el goteo de vecinos que van pasando por ella para dar el último adiós a su querido paisano.
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En el interior del templo, los familiares del difunto recibían las condolencias de los bañejos, al tiempo que intercambiaban recuerdos comunes en torno al cardenal que siempre tuvo presente a su pueblo y, sobre todo, a sus paisanos. Así lo relataba María Teresa Alonso, quien junto a su esposo y otro matrimonio amigo acababan de pasar por la capilla.
Ella, recordaba cómo incluso había estado con él en una visita de dos autobuses de bañejos a Roma, subrayaba que «era muy simpático, agradable y muy entrañable». En aquella visita rememoraba cómo «con ocasión de nombrarle como obispo de Colombia, se preocupó de que pudiéramos ver en un fin de semana, lo que, según decían, hacía falta un mes para verlo».
Se espera que el número de personas que pasen por la ermita irá en aumento conforme se acerque la hora del funeral, ya que será entonces cuando comenzarán a llegar a la localidad gentes de otros lugares de la geografía riojana y no querrán dejar pasar la oportunidad de despedirse del cardenal.
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