La UD Logroñés pierde dos puntos; el Calahorra gana uno

Todo en lo que habían trabajado Calahorra y UD Logroñés en los días previos a este partido quedó anulado a los cuatro minutos cuando Sergio Gil impactó con su bota izquierda en la cabeza de Jaime Sierra. La roja directa cambiaba por completo el guion. El Calahorra ya no podría jugar tan descubierto en busca de una victoria de extrema urgencia y la UD Logroñés entraba en el escenario idóneo para proponer un partido largo, de desgaste hasta que su adversario estuviera maduro. Hasta ese minuto cuatro, ninguno de los dos conjuntos había sorprendido con su idea. Ni Carlos Pouso ni Sergio Rodríguez presentaron cambios significativos, máxime cuando ambos conjuntos habían ganado siete días antes.

Con uno más, la UD Logroñés apostó por la posesión y el toque, con un ritmo alejado del mostrado ante Osasuna B. Más sosegado, más calculado. Sierra advirtió desde dentro del área tras recibir el cuero de Sergi y Limones apareció. Fue la mejor ocasión blanquirroja de ese periodo junto a otra de Doncel en la que buscó gol olímpico, pero el portero lo evitó. A pesar de esa incursión de Sergi, las bandas no tenía la viveza vista ante Osasuna B. Zourdine buscaba los medios y por la izquierda Doncel carecía de desequilibrio e Iñaki no asumia riesgos. En punta de ataque, Mendes vivía su propio partido, lo que no ayuda en nada.

Ese fútbol favorecía el guion local. Se replegaban los rojillos en defensa dejando a Baselga como único hombre en punta. Vidorreta y Pablo Sáenz trabajaban a destajo para mantener la línea, robar si era posible y, más aún, transitar en busca de la sorpresa. Pablo puso el poco remate local, con dos disparos desde fuera del área que no tomaron dirección hacia los tres palos. Aguantaba el Calahorra, mientras que la UD Logroñés contemporizaba. No salía en estampida como en el partido anterior.

El Calahorra maduraba, pero la UD Logroñés no sabía recoger el fruto. Apostó por más balón, pero ni la circulación era la mejor ni tampoco la precisión. El Calahorra se atrincheraba y reducía sus opciones a alguna salida y, sobre todo, a las acciones a balón. Ni unas ni otras llegaron, pero el trabajo defensivo no corría peligro porque la UD Logroñés atacaba en muchas ocasiones con los ojos vendados. Había incluido Rodríguez a Boniquet en busca de más talento ofensivo. Pouso se apuntaló con Pablo Santana. Pudo marcar Boniquet en los últimos minutos, pero no lo hizo y hasta ese momento tampoco desequilibró. La UD Logroñés tenía problemas en la toma de decisiones y en el último paso. Se sumó Schutte, que agitó al Calahorra, pero sin hacerle hincar la rodilla. En una de esas acciones el portugués, ya en línea de fondo, Zourdine estrelló el balón en el poste derecho de Limones.

Intensificó la UD Logroñés su ataque. Entraron en escena Vergés y Pichín. El Calahorra seguía apuntalando su defensa. Rojas, roto, daba paso a Adrián. Se trataba de aguantar. Nada más. Pensar en vencer era una utopía o disfrutar de un enorme golpe de fortuna. Aún pudo marcar el equipo logroñés tras una acción de Pichín dentro del área, pero Vidorreta privó del gol a Boniquet, que solo debía empujar el cuero. Peleaba la UD Logroñés no solo contra un sólido muro sino contra el tiempo, que se había vuelto en su contra después de tantos minutos en superioridad y a pesar de que Mendes se autoexpulsase en la recta final del duelo. Un punto de diferente sabor. Para los locales, bueno; para los visitantes, malo porque han tenido todo a su favor para sumar los tres. En realidad, el punto no es bueno para ninguno de ellos, aunque ayuda.

El entrenador rojillo, Carlos Pouso, valoraba el punto logrado de forma positiva teniendo en cuenta cómo se le puso en contra el partido y el desgaste del equipo.

– ¿Cuál es su balance del partido contra la UDL?

– Sin que sirva de disculpa, el partido se ha visto condicionado por la temprana expulsión. Tiene mucho mérito el equipo, que ha sabido sufrir y durante ochenta y cinco minutos resistir al rival. Hemos concedido muy poquito y luego, en el diez contra diez, nos ha faltado arriesgar un poco más, pero estábamos muertos. El esfuerzo ha sido muy grande. Los laterales ya no se podían incorporar y ha habido que meter refrescos por las bandas.

– A nivel físico ha podido sufrir el equipo, pero no en el juego.

– Bueno, a mí me gustaría haber visto a mi equipo dominar como lo ha hecho la UD Logroñés. No hemos podido plantar la cara que hemos querido. Somos más valientes y generamos mucho más peligro. En parte porque también ellos nos han vuelto locos y han mantenido la defensa firme y nos han concedido poco.

– La UDL tampoco ha creado peligro, ¿es demérito del rival o acierto del Calahorra?

– A esto juegan dos. Hay que dar mérito a mis chavales que han sabido ejecutar el plan que se nos ha presentado. El jugador expulsado (Sergio Gil) es clave. Nos han privado de un futbolista de más talento ofensivo a la hora de generar, sin menospreciar a los demás. El problema es que tampoco le vamos a tener en Tarragona. La entrada podía haber sido tarjeta amarilla, el árbitro ha considerado que era roja y no tengo nada que decir.

–¿ Considera positivo el punto?

– Queríamos ganar y había cierta decepción, pero seguimos vivos y un punto vale más que cero. Si no puedes ganar, al menos no pierdas. Los gladiadores buenos mueren en la arena. Vamos a ver si somos capaces.

El técnico de la Unión Deportiva Logroñés no se mostró satisfecho con el partido realizado ayer en La Planilla y dejó claro que el equipo debería haber aprovechado la superioridad numérica que tuvo casi los noventa minutos de juego.

– ¿Qué valoración hace del punto logrado?

– No lo puedo valorar positivamente. Hemos jugado contra un equipo con diez jugadores prácticamente todo el partido. No nos vamos contentos.

– Apenas han creado peligro en ataque. ¿Qué ha ocurrido?

– En la primera parte creo que nos ha faltado mucho ritmo de pelota. Igual pensábamos que, como quedaba tanto partido, les íbamos a desgastar. No hemos entendido bien las situaciones, que las ventajas las encontrábamos siempre por fuera, con tres para dos. Hasta ahí más o menos entendíamos, pero sí que es cierto que nos ha faltado mucho mordiente, acumular más gente en zona de remate. En la segunda parte hemos estado algo mejor, por lo menos a la hora de posicionarnos. En términos generales hemos tenido menos ocasiones de las que deberíamos para jugar casi noventa minutos con un hombre más. En los últimos tres cuartos de campo nos ha faltado ser más eficaces y más agresivos.

– Aparte del ritmo han cometido errores en los pases con numerosas pérdidas de balón. Ha faltado acierto.

– No es una excusa, pero el campo limita mucho el juego combinativo y también el ritmo. En un terreno de juego donde el piso está muy irregular como este, esa ventaja con un hombre más no se gana porque el trayecto de los pases al final no van con velocidad y das tiempo al rival para que se junte mejor. No es excusa. Hemos tenido muchas imprecisiones y no hemos encontrado la verticalidad.