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Despertaba el lunes sin clase en los colegios, de mañana fresca sobre Alfaro, de las de ponerse la chaqueta. Pero para un millar de personas resultaba un alivio cuando, al sentarse en el puesto de vacunación en el frontón municipal, tenían que quitársela, remangar y dejar espacio para una dosis de tranquilidad contra la pandemia.
Después de que el jueves comenzara en Logroño la vacunación para el grupo de edad de 55 a 59 años, hoy es el turno de un millar de vecinos de Alfaro, Rincón de Soto y Aldeanueva de Ebro. Mañana continúa en la Zona Básica de Salud de Haro y el jueves en Nájera y la capital riojana.
El reto logístico en Alfaro era alto y ha sido importante la colaboración de todos: en una mañana, de 9.30 a 14 horas, administrar la dosis de Janssen a quienes no habían sufrido contagio y una de Pfizer para los que sí lo habían pasado hace seis meses o más. De una tacada, un millar de personas inmunizadas. Conscientes de ello, quienes acuden lo hacen con afán colaborativo y esperanza en el ambiente.
«¿A dónde hay que ir?», preguntaba una rinconera que aparcaba ante el polideportivo municipal. A unos metros esperaba el primer control coordinado por la Policía Local y Protección Civil. «Que pasen hasta los de cita a las 10.20», indicaba el agente a través del megáfono del vehículo policial. «Y hasta las 10.30». De veinte en veinte personas se abría el pasillo que conducía hasta el frontón, hasta el dispositivo móvil de vacunación dispuesto.
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Tras la experiencia de dispositivos anteriores, el mensaje ha calado y cada cual iba a la hora en la que se les había citado. «Todo el mundo llega a su hora, todo es más ágil y así vemos todos que no hay problema», explicaba el jefe de la Policía Local, Ernesto Sola, ante el dinamismo del dispositivo estándar montado con la colaboración de Cruz Roja y Protección Civil. Sus voluntarios se acercaban a todos para indicarles por dónde encaminar la fila y en qué asiento esperar la vacuna tras dar sus datos.
«Está todo muy bien organizado. A mí me avisaron por la aplicación de RiojaSalud, por mensaje al móvil y dos llamadas», agradecía un alfareño antes de abandonar el frontón para regresar a su puesto de trabajo.
Si en otros dispositivos poblaban el paisaje sillas de ruedas o muletas, la resta en la edad de los vacunados presentaba hoy a muchos llegando con el buzo o traje de trabajo hasta el dispositivo. Agradecieron la agilidad y puntualidad. Y, sobre todo, marchar con una coraza ante la pandemia.
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