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Cebolla contra el cambio climático. Por encima de los dos mil metros de altitud la vegetación tiene que ser fuerte; humilde pero resistente. En el Camero Nuevo se dice que por eso, por las matas herbáceas que proliferan entre el brezo y las charcas de aquel altiplano, esa estribación del Sistema Ibérico occidental recibe el nombre de Sierra Cebollera. Sus suaves cumbres rematan el territorio donde nacen el río Iregua y sus arroyos hermanos en los hoyos que se forman a los pies de sus roquedos. Por debajo, a lo largo de sus barrancos, se extiende el bosque, el mayor y más diverso de La Rioja, en un enclave extraordinario que reúne los relieves alpinos de origen glaciar más al sur de la Península y un ecosistema único resultado de la combinación de la influencia atlántica en un mundo ya marcadamente mediterráneo. Así respira este pulmón riojano, como la cebolla, por capas y sin apenas hacer ruido. Mientras desde el Ártico a la Amazonia arrecian los efectos del calentamiento del planeta, lugares como Sierra Cebollera aún resisten respirando.
También la normativa ha contribuido a mantener la recuperación natural de un territorio que antiguamente fue severamente explotado por la mano del hombre a través del pastoreo. En 1995, hace veinticinco años, se alcanzó para Sierra Cebollera la declaración de Parque Natural, la parte del Sistema Ibérico riojano que separa la cuenca del Iregua de la del Duero. Junto a sus extensos bosques naturales, refugio de una variada flora y fauna, destaca su enérgico relieve, con huellas del glaciarismo cuaternario: circos, vertientes abruptas, umbrales rocosos y gran número de depósitos morrénicos. No solo acumulaba méritos para tal declaración, sino también razones para su protección.
Parque Natural Sierra Cebollera.
Reserva Natural Sotos de Alfaro.
Otros espacios Lagunas de Urbión, Laguna de Hervías y sitios de la Red Natura 2000.
Áreas naturales singulares zonas húmedas y yasas de la Degollada y Recuenco, dolinas de Zenzano, carrascal de Villarroya y carrizal de Cofín.
Río y montaña
El territorio. El Parque Natural Sierra Cebollera ocupa los términos municipales de Villoslada de Cameros y Lumbreras, al sur de La Rioja. :: JUSTO RODRÍGUEZ
La constitución del primer espacio natural protegido con esta figura en La Rioja destacaba este bello y valioso territorio con el ánimo de proteger sus valores naturales y potenciar la recuperación económica y humana de la zona. Se regulaban así las actividades que en los últimos años provocaron alteraciones del medio ambiente: la acampada libre, el uso indiscriminado del fuego, el vertido de basura o la utilización de vehículos fuera de las pistas.
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En los últimos veinticinco años, pueblos como Villoslada o Lumbreras, que siempre han desarrollado su economía a partir de los recursos del monte, pueblos en declive como consecuencia de la pérdida de las actividades tradicionales y la falta de empleo, han encontrado en el turismo una alternativa para una cierta reactivación económica y social.
Pero Cebollera es mucho más que turismo rural. Situado a unos cincuenta kilómetros de Logroño por la carretera N-111, el parque tiene una extensión de 23.640 hectáreas e incluye los términos municipales de Villoslada y Lumbreras, con las aldeas de San Andrés y El Horcajo, y una población conjunta próxima a los quinientos habitantes.
La línea de cumbres se sitúa entre los puertos de Santa Inés (1.753 m). y Piqueras (1.710 m): Castillo de Vinuesa (2.083 m.), Santosonario (2.058 m.), Cebollera (2.164 m.), La Mesa (2.163 m.) y Cueva Mayor (2.138 m.).
Ese enclave geológico privilegiado por las formaciones glaciares en esas altitudes superiores a los dos mil metros, los hoyos, lo es también por su recuperación natural. Al contrario del Camero Viejo, se trata de un paisaje que ha recuperado los bosques después de siglos de la actividad intensa de la trashumancia; una cultura serrana tradicional que también ha dejado su huella integrada en el nuevo paisaje a través de corrales, chozos pastoriles y ermitas.
Antaño se talaron los bosques para que fueran pasto de la oveja y la industria textil, pero hoy, por debajo de la alta montaña predominan extensas masas naturales de pino silvestre, haya y roble rebollo, con destacados valores ecológicos y paisajísticos en el curso de los arroyos de montaña, con saltos de agua y pequeñas cascadas en un entorno de bosque de ribera. Además hay otras especies más escasas y singulares que contribuyen a la biodiversidad: abedulares, acebedas, robledales de roble albar y el único pinar de pino negro existente en La Rioja.
Entre la fauna, ligada a los hábitats de bosques y de alta montaña, hay que destacar especies en peligro como la perdiz pardilla ibérica y las rapaces forestales, además de corzos, ciervos y jabalíes. En los ríos, además de la trucha autóctona, habita la nutria, el pequeño desmán ibérico y el escaso visón europeo.
Entre todos, montañas, ríos, bosques y animales, pero también con habitantes y visitantes necesariamente involucrados en el respeto al medio natural, Cebollera respira y produce el mayor de los recursos contra el desastre climático: aire puro y una conciencia verde.
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