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El otoño riojano está en pleno esplendor. Los colores se multiplican y los paisajes se vuelven ocres, rojos, marrones, amarillos que conviven con los restos del verde del verano. Las viñas son las protagonistas, pero no las únicas.
No es una novedad, ocurre todos los años, pero no por ello es menos espectacular ni merece ser olvidado. Además, la visión cambia año a año ya que las temperaturas, las lluvias, el estado del suelo, la fondosidad... todo influye para que las panorámicas cambien su intensidad y tonos.
Este es el momento ideal para recorrer algunos rincones muy especiales pero al mismo tiempo accesibles que brindarán al paseante una estampa de esas perfectas para Instagram.
Toma nota y coge las zapatillas, que te llevamos de excursión otoñal.
Samaniego
Tan solo a 30 minutos de la capital riojana está el conocido como 'Mirador de La Rioja'. No lleva mucho tiempo acceder a él desde la carretera A-124, eje principal de la Rioja Alavesa. Si el día está despejado, las vistas de toda La Rioja son espectaculares, desde Logroño hasta Haro y más allá.
El Cortijo y Assa
Justo al pasar el barrio del El Cortijo, girando en el primer cruce a la derecha, entras en un mar de viñas en cuyo centro está el Puente Mantible. Puedes llegar hasta El Cortijo en coche y desde ahí empezar el paseo.
Briones
Desde la calle Cerca tienes una panorámica de esas que dejan huella. El río Ebro se abre entre viñedos y los picos de Sierra Cantabria en el horizonte.
Haro
Los alrededores del lugar donde se celebra la Batalla del Vino son un espectáculo para los sentidos en otoño. Literalmente un mar de viñas sobre el que se levanta la Ermita de San Felices.
San Asensio
Rodeado de viñas, el Castillo de Davalillo es una de esas vistas espectaculares de La Rioja. Y más en otoño, cuando la localidad vinatera cambia de color y el olor a vendimia todavía se siente en el ambiente.
San Vicente de la Sonsierra
San Vicente está sobre una colina, así que lo hace perfecto para ofrecer una gran vista de los infinitos viñedos que rodean la localidad. Todo ello, acompañado del puente medieval. Para sentarse y disfrutar.
Remélluri
Cuarenta minutos separan Logroño y Remélluri. La Rioja Alavesa ofrece también un sin fin de oportunidades de disfrutar del otoño entre viñas. Esta localidad es solo un ejemplo de lo mucho que se puede visitar en la zona.
Logroño
Tan solo a un par de kilómetros del centro de la ciudad tienes el parque del Ebro y del Iregua. Tomando la vía romana junto al río puedes llegar hasta Alberite en un paseo de unos 8 kilómetros junto al río.
Alfaro
A tan solo un kilómetro del centro del centro de la localidad riojabajeña, de la que las cigüeñas para esta época del año ya han volado, se encuentra la Reserva Natural de los Sotos del Ebro. Se puede dejar el coche en el aparcamiento que hay de camino y comenzar un agradable y sencillo paseo junto al río, donde cigüeñas, garzas, cormoranes, mirlos, milanos, abubillas y martines pescadores, entre otros, conviven con las vacas que pastan. En el soto del Estajao hay un recorrido circular que te permitirá entrar en un soto inundado. Hay también un merendero con vistas a la zona más amplia. El atardecer es espectacular.
Tobia
Como decíamos, el otoño riojano ofrece mucho más que viñas. Uno de los hayedos más bonitos de La Rioja está justo junto a la localidad de Tobía. Un paseo sencillo y relajado que, además, ofrece como sorpresa un mirador.
Villoslada de Cameros
Antes de que el frío congele las preciosas cascadas de Puente Ra, es imprescindible dar un buen paseo por la zona. Cerca, la zona del Achichuelo permite un agradable paseo entre hojas y humedad pegada a los troncos de los árboles.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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