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WhatsApp nos ha cambiado la vida... para bien y para mal. Por un lado nos permite estar en contacto permanente con 1.500 millones de usuarios en todo el mundo; por otro, quedamos localizables las 24 horas del día, lo que a menudo dificulta la conciliación familiar y laboral. A los mensajes inoportunos de nuestros superiores siguen, a menudo, los grupos de conversación incesantes. Desconectar del teléfono móvil o simplemente concentrarnos en la tarea que tenemos por delante, resulta cada vez más difícil.
A todos nos ha ocurrido en alguna ocasión: alguien nos añade a un chat repleto de familiares, muchos de los cuales llevamos años sin ver. También nos hemos visto en grupos de compañeros del colegio (abusones venidos a menos y primeros amores inclusive); padres de la guardería e incluso comunidades de vecinos. Los bombadeos de saludos, gifs horteras y frases vacías se convierten en costumbre cotidiana, mientras todos los interlocures ansían (en secreto) abandonar la conversación sin mirar atrás.
Hasta la presente y para evitar que nadie se moleste, optamos por silenciar el grupo de marras, limitándonos a contestar aquellos mensajes que nos aluden directamente. ¿No sería maravilloso evitar que nos añadan a esta clase de 'gallineros'? WhatsApp ya lo permite.
Tras asegurarnos de que tenemos instalada la versión más reciente de la aplicación (basta acceder al apartado de actualizaciones del App Store o Google Play), habremos de dirigirnos al menú de 'Configuración'. Ahí pulsaremos en 'Cuenta' > 'Privacidad' y 'Grupos', donde seleccionaremos quién puede añadirnos a grupos de conversación sin nuestro consentimiento: 'Todos' (tal y como ocurría hasta ahora), 'Mis contactos' (las personas que tengamos almacenadas en la agenda') y 'Mis contactos, excepto...'.
Esta última opción resulta de utilidad si queremos esquivar a compañeros del trabajo, familiares lejanos o meros conocidos, quienes podrían hacernos partícipes de los mentados grupos laborales o de 'antiguos alumnos'. Si la escogemos, una nueva pantalla mostrará nuestra agenda por orden alfabético, para que marquemos a las personas que nos interesen.
Ahora bien, ¿qué ocurre a partir de entonces cuando alguien intenta meternos en un grupo? Si es uno de nuestros contactos 'vetados', le aparecerá el siguiente mensaje: «No se pudo añadir a *nombre del destinatario*. Puedes enviarle una invitación privada a ese contacto para que se una a este grupo». Recibiremos entonces un mensaje privado, desde el que aceptar (o no) la invitación. Por supuesto, no estamos obligados a responder, dejándola caducar a las 72 horas.
Cuestión distinta es que el emisor insista con invitaciones periódicas. Por el momento la única forma de evitar recibirlas es cortando por lo sano y bloqueándole.
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