Iker Cortés
Sábado, 9 de enero 2016, 07:34
El arranque de 'Rise of the Tomb Raider' es de los que engañan. Junto a un compañero y amigo, Lara Croft debe ascender por una montaña cubierta de nieve en una secuencia plagada de 'quicktime events', en los que el jugador apenas debe presionar unos ... botones cuando el juego se lo indica. Engaña porque no es la tónica habitual de un título que, en realidad, ofrece grandes dosis de libertad al usuario. Pero esta introducción tiene un objetivo claro: embaucar a quien se ponga a los mandos con un excelente diseño artístico, unas animaciones soberbias y un apartado gráfico que, esta vez sí, demuestra el potencial de la nueva generación de consolas.
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Lara tirita y se abraza para mantener el calor, mientras avanza torpe entre la ventisca y pequeños copos de nieve se van enredando en su pelo. Una espectacular avalancha rompe con la aparente tranquilidad y comienza una carrera por la supervivencia. Pese al abuso de los 'quictime events', el jugador también entiende aquí que los saltos y demás filigranas se deben ejecutar con mayor precisión que en un 'Uncharted' -es inevitable comparar el juego de Crystal Dynamics con el de Naugthy Dog- y se introduce el uso del piolet para encaramarse a las paredes de hielo y trepar por las mismas, en una mecánica más que interesante. Así las cosas, es bastante fácil medir mal las distancias y precipitarse al vacío, pero en ningún caso resulta frustrante. 'Rise of the Tomb Raider' acierta al ser más exigente y alejarse de los automatismos que proliferan en la saga protagonizada por Nathan Drake, cuyo próximo capítulo llegará en abril a PlayStation 4.
Pero el uso del piolet no es la única novedad del título. Muchas de las nuevas habilidades de Lara están relacionadas con el combate, que es quizá el aspecto que más ha evolucionado. Además de usar las coberturas, como en la entrega de 2013, la protagonista puede ahora trepar a los árboles y ocultarse entre los arbustos, apostando así más por el sigilo que, en general, funciona muy bien. Eso no significa que la acción no siga siendo contundente y efectista. Arcos, ametralladoras, pistolas y escopetas pasarán por las manos de Lara en unos tiroteos que funcionan casi como un reloj.
El honor de la familia
En esta ocasión el argumento gira en torno a los intentos de Lara por restituir el honor de su familia. La joven inicia la búsqueda de la ciudad de Kitzeh para dar con la prueba de que la inmortalidad existe, tal y como afirmaba su padre antes de morir. La Trinidad, una secta antigua y violenta que quiere controlar el futuro de la humanidad, también está detrás de esas pruebas, así que el choque entre ambos a lo largo de la aventura será inevitable.
En su periplo, que le llevará a regiones tan distintas como Siria o Siberia, la exploración jugará un papel más que importante. El título juega a alternar escenarios cerrados con otros más abiertos que, incluso, disponen de misiones secundarias tales como limpiar una cueva de lobos o destruir varios repetidores de radio. No siempre funcionan porque a veces rompen la dinámica del título, pero es un paso intermedio hacia el mundo abierto interesante. Lara puede además aprender idiomas, explorando los murales con los que se irá topando a lo largo de la historia y, con ellos, hallar pistas para encontrar nuevos objetos que le ayuden a mejorar las armas, las habilidades y a fabricar explosivos y medicinas. En este sentido, quizá el número de utensilios y coleccionables sea excesivo: Lara parece pasarse más tiempo agachada y recogiendo objetos que de pie.
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Mención aparte merecen las tumbas. Crystal Dynamics ha trufado del juego de escenarios con puzles físicos similares -están también presentes en la aventura principal y son el otro gran pilar sobre el que se sustenta el juego- a los que poblaban las primeras entregas que protagonizó la arqueóloga. Rompen con la dinámica del juego principal pero, en este caso, sí que contribuyen a enriquecer el título y a hacer que el jugador se sienta en la piel de Indiana Jones. De hecho, 'Rise of the Tomb Raider' apuesta sin lugar a dudas por la rejugabilidad ya que las hogueras repartidas por cada escenario, además de permitir guardar el progreso, sirven para viajar rápido de un lugar a otro. Si se quiere desvelar cada secreto, Croft deberá volver atrás pues hay lugares que solo son accesibles con habilidades que la joven adquiere con posterioridad, como el uso de la ganzúa.
Exclusivo para Xbox One y Xbox 360, al menos hasta el 29 de enero, que será cuando salga en PC -a PlayStion 4 debería llegar a finales de este año-, 'Rise of the Tomb Raider' es hasta la fecha la mejor entrega de la serie, pese a no ser una revolución. No solo recupera con acierto el sabor de las primeras entregas protagonizadas por la arqueóloga, sino que mejora todos y cada uno de los apartados del reboot de 2013. No tendrá unos personajes y unos diálogos tan memorables como los de 'Uncharted', ni unas escenas de acción tan peliculeras, pero estrictamente como juego supera como mínimo a las tres de la saga de Sony.
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