Los puntos negros del coche del futuro

De momento, estos utilitarios se han visto involucrados en una docena de accidentes, sobre los que los de Mountain View se apresuraron a asegurar que la responsabilidad de los mismos era cuestión humana, no de las máquinas. Uno de los analistas que ha podido ir a bordo de ellos lo comparaba, bromeando, con la experiencia de ir de copiloto con una persona mayor: reducción de velocidad en cada curva, ni un solo adelantamiento y una marcha tranquila (alcanzan un máximo de 40 kilómetros) que exasperará a más de un conductor. Simplemente, cumple las normas a rajatabla.

«El mayor inconveniente es que las máquinas y los humanos no afrontan la conducción de la misma manera». Esta frase la pronunciaba en un charla hace semanas Karl Iagnemma, fundador de nuTonomy, una empresa radicada en Cambridge (EE UU) que ha creado un software que busca que los coches conectados imiten las forma humanas al volante. Nada de gritos y bocinazos. En vez de vivir del GPS y similares, el sistema estudiaría los hábitos del propietario para dar con un trayecto seguro y vigila los movimientos del conductor para actuar en caso de que algo no vaya bien.

Sistemas que son capaces de tomar el control de vehículo en atascos o aplicaciones para aparcar el coche a metros de distancia solo con un reloj inteligente, como se pudo ver en el CES de Las Vegas, son algunas de las novedades que han aparecido en los últimos meses. Elon Musk, el multimillonario que está detrás de Tesla y que sueña con transformar el transporte, ha anunciado que el S Model ya dispondrá este verano de un conjunto de sensores que permitirán activar una especie de piloto automático en autopistas y otras grandes carreteras. Se podrá programar la ruta y este asistente comenzará a funcionar cuando se alcance una de estas vías. Sin embargo, Musk aseguró que en centros urbanos no es posible aún hacer uso de estas tecnologías porque la seguridad no es suficiente.

A pesar de las comodidades que se dibujan en el horizonte, la relajación que puede generarse por estas herramientas preocupa a la propia industria y a las autoridades de medio mundo. Los fabricantes, para evitar posibles responsabilidades legales, preparan sistemas que monitorizarán a la persona que esté al cargo del volante para que sean capaces de tomar el control si fallan estas tecnologías. En Estados Unidos el Congreso trabaja a contrarreloj para adaptarse lo antes posible y ya han emitido un informe solicitando que se incluya un modo anticolisión en los nuevos modelos.

Antes que las normas

Los coches autónomos, por ejemplo, han llegado antes que las normas y eso crea un vacío legal en el que se ven implicados muchos actores. Las aseguradoras, por ejemplo, también han mostrado su interés para adaptarse a los nuevos tiempos.

En España, Mutua Madrileña ha trabajado codo con codo con Samsung para crear un asistente de conducción para relojes inteligentes que, entre otras cosas, vigile que nadie se duerma al volante. Una asociación aún prematura pero que está llamada a repetirse según vayan avanzado estas innovaciones.

Muchas de estas novedades pueden tardar en llegar a nuestro país. Así, la propia María Seguí, directora de la DGT, aseguró que el coche sin conductor de Google «está muy lejos de ser una realidad en Europa» y no dudó en observarlo y valorarlo como «algo experimental».