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Iñaki Juez
Lunes, 1 de diciembre 2014, 21:20
Arturo Monedero acudió al Iberdrola Talent Day, ciclo de conferencias del festival Fun&Sirious, con la tranquilidad del que jugaba en casa. El fundador de la compañía bilbaína Delirium Studios compartió durante casi una hora su experiencia con las distribuidoras, los temidos como deseados publishers, ... encargados de sacar al mercado las creaciones de las empresas dedicadas a este sector. Y es que no es nada fácil para una empresa pequeña que Nintendo acceda a apoyar una de sus creaciones por mucho que la aventura gráfica para la AppStore 'Los ríos de Alice', basada en las letras del grupo de música Vetusta Morla, recibiera varios premios internacionales el año pasado.
Así que Monedero hizo todo lo posible por compartir información sin dar nombres porque en este negocio te hacen firmar contratos de confidencialidad a la más mínima. Lo primero que piensas de las distribuidoras es que nos van a timar y reírse de nosotros, confiesa. En ese sentido, advierte de que hay que andar con cuidado porque en esta industria hay mucha gente con corbata a la que no le gustan los videojuegos. Podrían dedicarse a vender tornillos, para ellos no hay ninguna diferencia, advierte tras asistir a muchas reuniones en las que solo se hablaban de descargas, ventas y número de usuarios sin que les importara el aspecto gráfico, la jugabilidad o el guión de los productos.
Por ello, el director creativo de Delirium advierte a los jóvenes desarrolladores que eviten firmar nada de lo que luego se puedan arrepentir. Este es un negocio muy duro. Existen contratos con unas condiciones abusivas que les ponen delante a muchos estudios para que piquen como exclusividades con ellos durante muchos años a cambio de unos pocos miles de dólares. El resultado es que muchas empresas lograban hacer su videojuego e inmediatamente se iban al garete porque no obtenían los beneficios suficientes para subsistir y emprender nuevos proyectos. Ese era nuestro principal miedo, confesó.
Lo fundamental es la rentabilidad
Por fortuna, también hay otros profesionales con los que se puede hablar aunque sea en aspectos meramente económicos. Estos son conscientes de que no entienden de videojuegos, por eso se dejan asesorar por gente a los que les gusta esto. Son educados y respetuosos, pero no nos engañemos, solo distribuirán el juego si tienen la completa seguridad de que les saldrá rentable, explicó Monedero. Por ello, muchos juegos nuevos son probados en Australia antes de ser lanzados mundialmente. Si funciona allí, lo hará en mercados como EE UU o Japón por lo que es importante hacer juegos que puedan gustar a gente de todos los países sin distinción, detalló.
En la última categoría, están lo que Arturo Monedero llamó osos amorosos, gente amable que desgraciadamente no abunda en la industria y que muestran una especial predisposición a respetar tu trabajo, ser honrados y ganarte su confianza. En ese sentido, encontró todo eso y más en los directivos de Nintendo. Yo antes era de Sony y ahora soy pronintendo a tope, confesó con una sonrisa. Son geniales, añadió.
Por todo ello, es indispensable moverse por las ferias dedicadas a los videojuegos para captar la atención de los publishers y hacer los mejores negocios. La única forma de lograr llegar a acuerdos es presentarse y asistir a cuantos más eventos mejor y ser tu mismo, explica. No es lo mismo tu primera feria que la décima. Aprendes y cada vez más gente del sector te va conociendo, añade. Y otro consejo :es bueno ayudarse entre los estudios y no ser egoístas. Si conoces a gente que está buscando un videojuego de deportes y no lo tienes, díselo a alguien que conozcas que lo tenga. Quizás algún día te devuelva el favor, avisa.
Pero no nos engañemos, cada vez es más difícil que una desarrolladora apueste por un producto de una compañía pequeña. Cuando empezamos, algunas de ellas incluso te daban pasta como adelanto por tu trabajo. Eso ya se ha terminado. No merece la pena ni intentarlo, advirtió a los jóvenes desarrolladores. Lo que si se puede hacer es no quedarse con una sola distribuidora y no aceptar acuerdos globales. Nosotros tenemos a una compañía para la venta de una de nuestras creaciones en Corea en exclusiva, pero para otras zonas podemos firmar por otras. No es bueno quedarse a una sola carta, aseguró. En ese sentido, lo importante es andar con cuidado y buscar una financiación de la que no te acabes arrepintiendo con unas condiciones inaceptables. Son el mismísimo mal, advirtió con una risotada.
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