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Si es importante que la inspiración te llegue cuando estás trabajando, como dijo Picasso, para gestionar lo que sucede después de hacerse viral hay que estar todavía más preparado. Lo saben bien las hermanas que fundaron Michel & Amazonka en 2015. Esta lujosa marca de moda nació después de un exitoso desfile que Michel Choigaalaa y Amazonka Choigaalaa organizaron en la capital de Mongolia, Ulán Bator, con el objetivo de combinar elementos tradicionales del país de Gengis Kan con técnicas vanguardistas de confección. Pero lo que nunca podrían haber previsto es que los Juegos Olímpicos de París la catapultarían al estrellato mundial.
«Nuestro sueño siempre fue convertirnos en diseñadoras globales, pero nunca pensamos que lo conseguiríamos así», reconoce Amazonka durante una entrevista con este periódico en la sala para clientes de la pequeña fábrica que dirigen en un edificio del centro de la ciudad. En un perchero situado detrás de ella cuelga la razón de que todo el mundo se haya fijado en ellas: los uniformes que lucieron los atletas mongoles. «Un influencer extranjero -Ryan Tip- hizo un TikTok sobre ellos y el diseño se hizo viral», concuerda Michel.
Incluso antes de la ceremonia de inauguración en el Sena, la equipación ya se había encaramado a lo alto de las listas con las que revistas de moda e 'influencers' valoraban la elegancia de los diseños nacionales. Los elementos propios del 'deel' -atuendo tradicional caracterizado por un cuello mao grueso y un botón doble en la parte superior derecha-, plasmados sobre telas que simbolizan las banderas blancas utilizadas en la inauguración del 'Naadam' -los milenarios juegos que componen la principal festividad mongola-, cautivaron al mundo.
«Combina milenios de tradición textil con una moderna presentación más propia de una gran pasarela que de un evento deportivo», destacó Vanity Fair. «Bordados, homenajes a sus colores nacionales y a París, costuras perfectamente acabadas y detalles que podrían convertirlo en cualquier colección de alta costura», coincidía Harper's Bazaar. De repente, en todas partes se hicieron la misma pregunta: ¿Quién ha diseñado esta maravilla?
La historia detrás del uniforme no es menos llamativa, porque si Michel y Amazonka se encargaron de su diseño fue por una carambola. Aunque su firma ya se había estampado en los conjuntos de las citas olímpicas de 2020 y 2022, para los Juegos franceses el trabajo se adjudicó a otra marca, que finalmente canceló el acuerdo. A toda prisa, el comité nacional acudió a las hermanas, que solo tuvieron tres meses para dibujar y producir una treintena de uniformes. Poco tiempo si se tiene en cuenta que, como señala Michel, «solo el chaleco lleva 20 horas de trabajo».
Sin duda, el esfuerzo ha merecido la pena. Porque el «homenaje a la cultura mongola» que han plasmado en cuatro colores sobre tela de un blanco crudo ha provocado una explosión sin precedentes en el negocio de las hermanas Choigaalaa. «No damos abasto. Tenemos demasiado trabajo», reconocen. En las salas contiguas se hace evidente que no mienten: los empleados de la marca, sobre todo mujeres jóvenes, trabajan contrarreloj para dar salida a un torrente de pedidos que no cesa. De hecho, en medio de la conversación, una diplomática de la Embajada de Australia hace su entrada para añadir un poco más de presión: todos quieren una pieza de Michel & Amazonka. Pero, aunque la firma ha crecido considerablemente y cuenta ya con tres establecimientos en Ulán Bator, en nómina solo tiene 60 trabajadores -24 son diseñadores- y se empeña en continuar haciendo todo el trabajo de forma manual: incluso el logotipo bordado de la marca.
«Formamos a los jóvenes para que sean artesanos, sobre todo a los que acaban de salir de la universidad, y nuestra intención es fabricar siempre en Mongolia», comenta Michel. No obstante, reconoce que no es fácil escalar la producción en un país con solo tres millones de habitantes en el que un tercio aún es nómada: «Hay una escasez importante de mano de obra y de tejido. Con excepción del cachemir, tenemos que importar la mayoría».
A pesar de ello, las hermanas se las han ingeniado para diversificar con diferentes líneas, entre las que se encuentra una dedicada al cachemir, otra para niños -Misha Zonka-, y una de 'streetwear'. En total, sacan al mercado cuatro colecciones al año. «Las de invierno y verano -cuando se celebra el Naadam- se caracterizan por los elementos mongoles y son más tradicionales y elegantes, mientras que las otras dos son más modernas», explica Amazonka, que reconoce haber aprendido el oficio de los grandes diseñadores globales.
Y su ambición no es inferior a la de las marcas que admira. «No nos da miedo crecer», sentencia. Por eso, se han propuesto fundar una nueva marca de 'fast fashion' que acerque su estilo al gran público. «Tenemos que responder a lo que demanda la sociedad y seguir al mercado. Aunque nunca nos ha atraído el modelo de Zara, porque consideramos que es poco sostenible, vamos a intentar sacar adelante una marca respetuosa con el medio ambiente, que utilice tejidos reciclados», explica Michel.
El problema es que va a ser imposible hacerla realidad en Mongolia. Simplemente, el país no cuenta con el músculo manufacturero requerido, por lo que Michel y Amazonka ya buscan socio para abrir una fábrica en la vecina China. El reto allí será mantener el estándar de calidad que las ha hecho famosas y trascender la anécdota viral de un diseño para cimentar una expansión que pueda abrir las puertas del mercado global.
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