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El jefe de 'Los vigilantes de la playa', la serie de chicos fibrosos y chicas playboy, vuelve a correr sobre la arena. No se trata de un nuevo retorno del programa, sino de un anuncio para ayudar a una ONG ecologista a salvar tortugas marinas, ... acechadas por el plástico que va a la deriva por los océanos del mundo.
El actor David Hasselhoff, de 69 años, se une a la campaña de la organización Sea Turtles (Tortugas del Mar) para limpiar de esos desechos los hábitats de los quelonios en peligro de extinción en los mares del planeta.
Al recibir una alarma, el socorrista Mitch Buchannon -en la ficción- se activa, esta vez en chandal, para evitar que una tortuga recién salida de su cascarón choque contra un obstáculo de plásticos abandonado en la costa. Sucede en un 'spot' que la compañía SodaStream, que comercializa un dispositivo para hacer agua gasificada en casa y «ahorrar así 78 millones de botellas de plástico para 2025», presentó ayer por el Día de la Tierra.
Escoltado por dos jóvenes, chico y chica de igual porte que sus coprotagonistas de los años noventa, Hasselhoff se lanza de cabeza para ayudar a que el acorazado reptil siga su camino hasta el mar. «Salva una tortuga marina», dice Hoff, que también fue la estrella de 'El coche fantástico'. Al enseñar su botella reutilizable deja claro que su lucha es también por la eliminación de los envases de un solo uso.
La publicidad, que puede verse en YouTube, apoya la campaña ecologista 'Billion Baby Turtles', que busca proteger los lugares en que desovan estas especies amenazadas. La ONG, con una decena de miembros contratados, se ha especializado en la conservación de las tortugas verde, laúd y carey, que suelen migrar al mar Caribe para sus puestas anuales.
Este año, según un informe presentado por los ambientalistas en febrero, registraron casi 1.500 nidos en una sola playa panameña, con unas 20.000 crías. Una de ellas, la 'salvada' por el vigilante de la playa, aunque los verdaderos cuidadores de estos nidos recorren kilómetros de playa de noche y a paso calmado, iluminándose con linternas y anotando en sus cuadernos cada encuentro con los animales que se arrastran por el arenal para desovar y volver a peregrinar.
La ONG calcula que hacer seguimiento a cada cría puede tener un coste de 70 céntimos de euro. Los principales depredadores de estos reptiles recién eclosionados ya no son sus 'enemigos' naturales, como cangrejos y peces de mayor tamaño, sino los objetos del hombre, como las artes de pesca y los plásticos abandonados, que quedan flotando en la masa de agua y las ahorcan u obstruyen su aparato digestivo. «Cada uno debe poner su granito de arena y contribuir a un mundo más sostenible», sostiene Hasselhoff, en un comunicado, para presentar la campaña por el Día Mundial de la Tierra. «No hacer nada, no es una opción».
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