Las víctimas que cambiaron el mundo

En 1997, cuando a los asesinatos machistas todavía se les llamaba crímenes pasionales, un testimonio sacudió España. Ana Orantes contó en un programa de Canal Sur que había vivido cuatro décadas de infierno por culpa de un marido alcohólico que la agarraba del pelo y la estrellaba contra la pared, le daba patadas en el estómago y le pegaba con un palo, entre otras muchas formas de maltrato. En 1996, Ana consiguió separarse y un año después, concedió una entrevista en la televisión para animar a mujeres como ella a dar el paso de dejar a sus parejas.

Pero el 17 de diciembre del 97, 13 días después de la emisión del programa y en venganza por haber hecho público el maltrato, su exmarido, José Parejo, la roció con un líquido inflamable y le prendió fuego. Ana, que tenía 60 años, murió por las quemaduras. Al año siguiente, Parejo fue condenado 17 años de cárcel y falleció en prisión en 2004. A raíz del asesinato, en 1999, el Gobierno del Partido Popular aprobó un Plan de Acción Contra la Violencia Doméstica que modificaba el Código Penal y la ley de enjuiciamiento criminal para incluir el delito de violencia psíquica ejercida con carácter habitual y una nueva medida cautelar que permita el distanciamiento físico entre el agresor y la víctima.

En 2012, Malala Yousafzai era solo una adolescente paquistaní de 15 años que quería seguir estudiando en una región, Khyber Pakhtunkhwa, al noroeste de su país, donde los grupos talibanes, muy influyentes en la zona, habían prohibido la asistencia a la escuela de las niñas. Malala escribía un blog en la BBC contando las dificultades de las niñas como ella para acceder a la educación y su activismo logró concitar la atención del mundo. Pero para los talibanes, Malala debía morir. En octubre del 2012, un comando de radicales disparó a la niña en la cabeza y en el cuello. Pero sobrevivió y fue trasladada a Reino Unido. Su caso movilizó al mundo en pro de los derechos de la infancia y en 2014 se convirtió en la ganadora más joven del Premio Nobel de la Paz «por su lucha para la educación de todos los niños».

En 2015, con 14 años, Chiara Páez se quedó embarazada de su novio, que la presionó para que abortara. Pero esta adolescente argentina, que ayudaba a chicos con discapacidad y era aficionada al hockey, decidió que iba a tener a su hijo. Entonces, Manuel Mansilla, su pareja, de 16 años, la mató a golpes. El asesinato provocó una tremenda repercusión en Argentina y en toda Latinoamérica, y cientos de miles de personas salieron a la calle para reclamar justicia. Además, fue el origen del movimiento 'Ni una menos', que se extendió por el mundo, también por España, y que exige el fin de los feminicidios.

El día de San Fermín de 2016, cinco jóvenes violaron a una mujer de 18 años en Pamplona. La Audiencia Provincial de Navarra y el Tribunal Superior de Justicia de Navarra sentenciaron que se había tratado de una agresión sexual, pero no de una violación, unas decisiones judiciales que generaron una ola de indignación que se transformó en manifestaciones en la calle. Finalmente, el Tribunal Supremo catalogó los hechos como violación y los cinco acusados, que se denominaban a sí mismos en un grupo de Whatsapp 'La Manada', fueron condenados a penas de 15 años de cárcel. Pero sobre todo, el caso fue el punto de partida de la aprobación de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como 'ley del solo sí es sí', que unificó en un solo tipo penal el abuso sexual y la agresión sexual.

Cuando la policía religiosa islámica de Irán la arrestó y torturó por no llevar bien colocado su hiyab, Mahsa Amini tenía 22 años. A causa de los golpes entró en coma y falleció 16 de septiembre de 2022. Su asesinato generó la condena en las calles de Teherán y cientos de personas se manifestaron bajo el lema 'Mujeres, vida y libertad' en una protesta que se extendió gracias a las redes sociales, con el corte de un mechón de pelo como símbolo global. Tres meses después del homicidio, Irán suprimió la Policía de la Moral.

En Italia, donde cada año son asesinadas más de cien mujeres por sus parejas o exparejas, el homicidio de Giulia Tramontano se convirtió en un antes y un después. Esta mujer de 29 años, embarazada de siete meses, fue asesinada a golpes, con 37 puñaladas y con matarratas el 27 de mayo de 2023 por su novio, de 30, después de que ella descubriera que él mantenía una relación de pareja paralela. Su homicidio y el de Giulia Cecchettin, una estudiante de 22 años asesinada por su expareja en septiembre de ese mismo año, reabrieron en Italia el debate sobre la violencia machista.