«Es el juicio de la cobardía». Gisèle Pelicot, de 72 años, ha comparecido hoy por última vez desde el estrado del Tribunal de Aviñón y ha resumido con estas palabras la actitud de la mayoría de los 50 acusados de haberla violado a instancias ... de su marido, Dominique, que la drogaba y adormecía. Pese a la prueba de los videos de esas agresiones, la mayoría de estos presuntos delincuentes sexuales han minimizado su responsabilidad durante dos meses de audiencias. Muchos de ellos lo atribuyeron a una manipulación por parte del señor Pelicot, que los reclutó a través de internet. Durante la sesión matinal, la principal víctima denunció esta sobredosis de eufemismos.
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«Desde el inicio de este proceso, escuché muchas cosas inexplicables. Algunos de ellos dijeron que se trataba de algo banal. Quiero preguntarles a esas personas: ¿en qué momento obtuvisteis el consentimiento de la señora Pelicot? ¿Cómo puede ser que no os dijerais que algo anormal pasaba en esa habitación?», ha asegurado Gisèle sobre unas violaciones que se produjeron entre 2011 y 2020. Era la cuarta vez que tomaba la palabra desde el inicio el 2 de septiembre de este juicio, cuya repercusión mediática ha sobrepasado las fronteras de Francia. Esta intervención ha tenido lugar después de que compareciera el último de esos supuestos violadores: Philippe L., de 62 años, quien se ha defendido asegurando que «mi cerebro no funcionó correctamente».
«He escuchado a algunos que hablaban de su cerebro, de droga o que les dieron un tranquilizante. Incluso alguno de ellos dijo que si hubiera denunciado, no lo hubieran creído», ha declarado la señora Pelicot sobre los argumentos expuestos. Ha recordado alguna de las audiencias que la molestaron. Por ejemplo, la comparecencia de cuatro policías, compañeros de trabajo de uno de los acusados, que testificaron para defenderlo. «Debemos abrir los ojos ante esta sociedad machista y patriarcal en que se banaliza la violación», ha afirmado.
Tras estas contundentes declaraciones, empezaron las preguntas de los abogados de la defensa. Algunas de ellas desembocaron en momentos tensos. Así sucedió con el interrogatorio por parte de la abogada Nadia El Bouroumi, quien ya había generado polémica en septiembre al publicar un video en TikTok con la canción 'Wake me up, before you go go' en que parecía burlarse de la mujer sedada de manera recurrente sin su consentimiento. «Usted ha tenido palabras muy duras respecto a mis clientes, pero no ha dicho nada sobre el señor Pelicot. Ni siquiera que se trata de un mal tipo», le reprochó la letrada refiriéndose al que fue su marido —culminaron su divorcio en agosto— durante más de cuatro décadas.
Gisèle Pelicot, convertida en un símbolo feminista, ya había criticado en septiembre lo arduo que resulta denunciar una violación. La lógica judicial se suma al sistemático cuestionamiento de la palabra de las mujeres. La víctima lo sufrió de nuevo este martes en sus carnes, pero se mostró orgullosa de su decisión en septiembre de que el proceso se celebre con la presencia de periodistas y público. «Cuando empezaron las audiencias, mis hijos se avergonzaban del apellido Pelicot. Varios de mis nietos se llaman Pelicot y no quiero que se avergüencen por ello. La gente identifica ahora en primer lugar este apellido con su abuela», declaró.
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La sentencia está prevista para el 20 de diciembre. Cuando solo falta un mes para su conclusión, dos explicaciones planean sobre este proceso XXL de violencia sexual. Por un lado, la idea de que la perversión de Dominique Pelicot, de 71 años, halló fácilmente la complicidad entre decenas de hombres quienes deseaban violar a una mujer inconsciente. Por el otro, la tesis de que un depredador y un manipulador como Pelicot engatusó a esos hombres haciéndoles creer que se trataba de un juego de una pareja de libertinos.
Los abogados de la defensa insisten en esta segunda hipótesis. Para ello subrayan las dotes para el engaño del principal acusado que no solo drogó a su mujer durante casi una década sin que esta se diera cuenta, sino que también reconoció otra agresión sexual en 1999 y lo investigan por otra violación mortal a principios de esa década. Estos hechos anteriores se juzgarán más adelante, pero estuvieron presentes en la audiencia de hoy. El juez Roger Arata leyó una parte de los interrogatorios policiales en que le preguntaron sobre ello. «Tengo que reconocer que someter a una mujer sumisa era mi fantasma. El hecho de ver a una mujer sufrir como le pasó a mi madre —víctima de abusos por parte de su marido— es algo que me marcó. (…) Creo que esta herida la he conservado durante todos estos años», aseguró Dominique Pelicot sobre el supuesto móvil. «Reconozco lo que hice (las decenas de violaciones sobre Gisèle), pero los otros no lo hacen», añadió. Fue la última intervención en el Tribunal de Aviñón del considerado en Francia como «uno de los peores delincuentes sexuales de los últimos 20 años».
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