Un astronauta unido a uno de los brazos de la Estación Espacial Internacional. Reuters

Un trombo a 400 kilómetros de altura

Un astronauta fue tratado por primera vez de esta patología cuando se encontraba en la Estación Espacial Internacional

Iker Cortés

Madrid

Domingo, 5 de enero 2020, 20:20

Trombosis venosa profunda (TVP). Las tres palabras ya acongojan lo suyo. Pues imaginen a 408 kilómetros de altura sobre la Tierra. Es lo que le sucedió a un astronauta estadounidense que se encontraba a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI). La patología fue descubierta ... por casualidad, mientras el tripulante, del que se mantiene en secreto el nombre, utilizaba una máquina de ultrasonidos para uno de los experimentos que estaba realizando sobre cómo se redistribuyen los fluidos corporales en gravedad cero. Se topó entonces con el peor de los diagnósticos, un cuágulo en la vena yugular del cuello que de no ser tratado podría haber causado un problema serio como una embolia pulmonar, un derrame o un infarto.

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Era, además, la primera vez que se detectaba una TVP en el espacio, así que no había un método establecido para el tratamiento en un ambiente de gravedad cero, según cuenta el doctor Stephan Moll, de la escuela de medicina de la Universidad de Carolina del Norte, uno de los médicos que le atendió desde la Tierra y el único de los que intervino en el caso que no pertenecía al equipo médico de la NASA, la agencia espacial estadounidense.

No se ha especificado cuándo se produjo el incidente para mantener la privacidad del paciente, pero sí se sabe que el astronauta llevaba dos meses en la EEI cuando descubrió la TVP, un caso que ha publicado el 'New England Journal of Medicine'.

Dice Moll que lo habitual en estos casos es iniciar un tratamiento con anticoagulantes, «durante al menos tres meses, para evitar que el coágulo crezca y para reducir el daño que podría causar si se moviera a otra parte del cuerpo, por ejemplo los pulmones». Pero había un peligro. Dado que «no hay salas de urgencia en el espacio, tuvimos que sopesar cuidadosamente nuestras opciones», pues cuando se toman anticoagulantes existe «cierto riesgo» de que si se produce una lesión haya hemorragias internas que son difíciles de detener.

Pese a todo, optaron por esta solución. Eso sí, la reserva en la EEI era escasa, así que hubo que enviar más suministros en un lanzamiento. El tratamiento duró 90 días durante los que el paciente se realizó sus propias ecografías de cuello con la orientación de un equipo de radiología en la Tierra.

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Email y teléfono

Doctor y astronauta se comunicaron tanto por correo electrónico como por teléfono. Dice divertido que una de las veces su esposa respondió a la llamada y le pasó el teléfono diciendo: «Stephan, te llaman del espacio». «Fue increíble. Solo quería hablar conmigo, como si fuera otro de mis pacientes. Y sorprendentemente la conexión era mejor que cuando llamo a mi familia en Alemania, a pesar de que la EEI gira alrededor de la Tierra a 27.000 kilómetros por hora».

Finalmente el astronauta regresó a la Tierra y Moll y los médicos de la NASA decidieron que tenía que suspender el tratamiento cuatro día antes debido a la gran exigencia física del viaje.

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