El Supremo pone fin a la guerra entre nudistas y «textiles» en Vera

Unos vecinos de una residencia vacacional prohibieron el uso de la piscina a todo aquel que no quisiera desnudarse, y ambos bandos se enfrentaban en tribunales y áreas comunes desde hace más de una década

Jueves, 16 de febrero 2023, 20:18

Como capuletos y montescos, los nudistas y la «comunidad textil» mantuvieron una guerra frontal en las áreas comunes de un gigantesco complejo residencial de Vera, en Almería. Una junta de vecinos, autodenominada Natura World, quiso imponer, y lo hizo durante años, el nudismo en la ... piscina y otras zonas de disfrute de este complejo de segunda residencia. Habían redactado unos estatutos donde afirmaban: «Nuestra comunidad nace con una firme vocación naturista-nudista, siendo indispensable la práctica nudista en los elementos comunes de la finca (piscina, jardines, etc.), adoptándose las medidas legales oportunas en caso contrario». Una utopía que incluía amenaza.

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Las batallas se libraban en los meses de verano y en las fechas de largos puentes. Una de las más cruentas sucedió en la Semana Santa de 2017. Mientras unos se paseaban solo con las chanclas, los «textiles» hacían caso omiso a la imposición de la desnudez. No hay registros de lo que se decían en los pasillos o ascensores. Pero sí que, «aunque los intentos de imponer el nudismo son anteriores», esos días de fiesta católica los nudistas «contrataron a una empresa de seguridad que colocó a varios vigilantes en la entrada al recinto vallado de la piscina, con instrucciones de impedir el acceso a aquellos vecinos que no fueran desnudos, y de expulsar a los que, una vez en el interior, utilizaran el bañador», recoge la sentencia del Tribunal Supremo que ha puesto final al enfrentamiento.

Ese año los que no querían broncearse ciertas partes denunciaron a sus oponentes en juicios por delitos leves en tribunales ordinarios. Una «multitud» de juicios, asegura el alto tribunal, que no llegaron a nada porque «no compareció ninguno de los vigilantes de seguridad y los denunciados negaron haber dado instrucciones personalmente en ese sentido». Todos absueltos al no poder determinarse la «responsabilidad» última de lo sucedido.

Espectáculos lamentables

Mientras en las áreas comunes se vivía como en las pinturas renacentistas pero con un «clima insoportable», «la comunidad textil» había intentado neutralizar las «coacciones y discriminaciones», creando un gobierno paralelo que daría un golpe de Estado al primero. En el verano de 2010, y con este edificio de unos 500 propietarios transformado «de ser un lugar de descanso a ser un lugar de sufrimiento», recoge la sentencia, habían empezado una serie de convocatorias que desembocaron en que la Comunidad de Propietarios Ciudad de Tarragona 3 anuló las de Natura Wolrd, que contraataca con una Junta General Constituyente.

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Las juntas eran de alta tensión. Los bandos se saboteaban mutuamente. No recoge el acta si unos iban vestidos y otros no. Pero sí que en alguna de ellas «personas que sin identificar» impedían que se cumplieran el orden del día. Vociferaban, coreaban consignas. Un «barrullo, griterío e intervenciones sin turno de palabra», que se convertía en un «espectáculo lamentable» de reuniones sin convocatorias formales. En esa ocasión, y sin votación alguna, se aprobaron todos los puntos que ya estaban en la «junta fundacional» de unos años antes. Es decir, el nudismo a la fuerza. Al ojo, dicen los demandados, había unos 130 propietarios a favor.

Una de las justificaciones para hacer aquello un campamento naturalista es que ese complejo de residencia vacacional está rodeado por «varias zonas de la playa tienen esta orientación, las comunidades de vecinos y urbanizaciones respetan, acogen y fomentan el naturismo, y existen hoteles, restaurantes y chiringuitos que, desde hace muchos años, permiten estas prácticas, así como por parte de todos los vecinos, instituciones y administraciones. La convivencia y la armonía han existido siempre, hasta el día de hoy». No era el caso de esta idea convertida en pesadilla a 38 grados.

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Derechos fundamentales

El siguiente paso de los que sí querían utilizar bañador para darse un chapuzón o jugar a la pelota fue ir a los tribunales ya en 2018, cuando las coacciones habían ido demasiado lejos. Dos instancias le dieron la razón a los nudistas, debido a que Natura World se había constituido primero y no podía haber dos comunidades de vecinos en una sola propiedad horizontal. Por tanto estaban vigentes las decisiones de la primera junta, aun cuando se tratara de un «conjunto minoritario de vecinos».

El caso llegó al Tribunal Supremo que esta semana ha dado la vuelta a las sentencias anteriores. «No dejaría de ser un conflicto vecinal, sin trascendencia a efectos de derechos fundamentales, si no fuera porque con la excusa del contenido de esos estatutos, los demandados pretenden imponer, de forma obstinada y a veces violenta, la práctica del nudismo a todos los vecinos, de manera que quienes no lo practican no pueden hacer uso de los espacios comunes de la urbanización y, singularmente, de sus piscinas», indica la sentencia. Dicho de otra forma, «los demandados pretenden, de forma absolutamente insólita, obligar a desnudarse a los propietarios».

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La guerra fraternal entre los nudistas y «la comunidad textil», como la definió el ponente José Luis Seoane, acaba con una sentencia que revoca las anteriores y declara que obligar al nudismo «lesiona los derechos fundamentales a la igualdad, la libertad ideológica y la intimidad». Se declaran nulas las actuaciones de World Nature y se condenan los actos que limitaban el disfrute de las áreas comunes. Al menos no murieron Romeo y Julieta.

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