Solo la mitad de los padres guarda semanas para el bebé cuando la madre retorna al trabajo

En otras palabras, uno de los objetivos que llevó en enero de 2021 a implantar un permiso paternal de 16 semanas remunerado e intransferible -fomentar la igualdad en el cuidado de los menores-, con seis semanas obligadas, las primeras, y con otras diez opcionales y cuyo disfrute se podía repartir a lo largo de todo el primer año de vida del bebé, se está logrando, pero solo en parte. Los datos de la Seguridad Social a enero de 2022, los últimos disponibles, revelan que solo la mitad de los padres, el 52%, no hace coincidir todo el permiso con el de la madre. No lo hacen más pese a que están autorizados a reservarse semanas para convertirse en cuidadores únicos desde julio de 2018.

Eso sí, la concienciación de los padres españoles con la corresponsabilidad en la primera crianza ha mejorado y rápido. Quienes reservan semanas para el cuidado sin la madre se han duplicado en poco más de dos años y medio. Los hombres que fraccionaban el permiso en abril de 2019 eran poco más el 20%. La subida ha sido constante y progresiva, en paralelo a la ampliación del permiso, lo que hace pensar a las investigadoras que todavía queda margen de mejora.

Pese al avance se está lejos del objetivo. Si se toman en cuenta los datos de todos los beneficiarios del permiso, padre y madre comparten el 75% de la licencia laboral pagada, 12 de las 16 semanas de media. El hombre solo se reserva entre tres o cuatro para ejercer de cuidador único.

El dato cambia y bastante cuando se mira solo a los padres que fraccionan parte del permiso. La mayoría comparte con la madre las siete u ocho primeras semanas (una o dos más de las obligadas) y deja el resto para alternarse en los cuidados cuando la mujer, que en el 95% de casos coge toda la licencia seguida, está de nuevo en su puesto de trabajo. Este déficit de corresponsabilidad en los permisos coincide con otros datos similares, como que sea la progenitora quien normalmente utiliza la posibilidad de acogerse a una reducción de jornada y salario por nacimiento frente a un porcentaje ínfimo de hombres que hace igual sacrificio.

La otra opción que la ley da a los padres para estirar las diez semanas del permiso de libre configuración es consumirlas al tiempo que se trabaja a jornada parcial. Esta modalidad es aún residual Solo la utiliza el 4,5% de los progenitores, aunque cada año sube el porcentaje.

Si bien prácticamente no hay diferencias en cuanto a la duración de los permisos paternales por autonomías o sectores profesionales, sí las hay, y muy notables, tanto en un ámbito como en el otro entre quienes fraccionan la licencia o la toman entera. En unos sitios u otros prácticamente agotan las 16 semanas y, en el peor de los casos, hay diferencias de disfrute de no más de una semana. Sin embargo, cuando se trata de quedarse o no a cuidar en solitario alguna semana al bebé las diferencias son de hasta el doble.

En cuatro comunidades, Navarra, La Rioja, Aragón y País Vasco, entre el 66% y el 71% de los padres guardan semanas para alternarse en las etapas de cuidados al bebé. Por contra, en Canarias, Andalucía y Extremadura, solo fraccionan el permiso entre el 35% y el 45%.

Un contraste similar se detecta si donde se pone la lupa es en cada sector económico. Mientras en el área energético, de información y comunicaciones o de profesionales, científicos y finanzas quienes reparten la licencia oscilan entre el 70% y el 78% de los padres (un 50% más de la media), en la hostelería y en la agricultura, ganadería y pesca solo lo hacen entre el 31% y el 36%. Las investigadoras creen que los sectores más competitivos y donde trabajan padres con mejores salarios y más alto nivel educativo coinciden con las áreas y los territorios que más semanas dedican a relevar a la madre cuando se reincorpora al trabajo.