Smoke, el templo del jazz en Nueva York
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La ciudad de los rascacielos ofrece una experiencia única que reúne lo más puntero del género con las viejas leyendasComo epicentro del jazz en el mundo, Nueva York es el lugar donde mejor se combina la vanguardia con el culto a la tradición en una suerte de improvisación libre fusionada a los ritmos de su legado histórico. A través de una prolífica oferta de ... festivales y más de cien clubes, salas y organizaciones que amueblan la ciudad desde Harlem y Midtown hasta el Village y Brooklyn, ofrece una experiencia única que reúne lo más puntero del jazz con las viejas leyendas. Y en esta vasta geografía de estilos cada tribu tiene su nicho.
Para ver tocar a los 'post-boppers' hay que ir al flamante Smoke, en el Upper West de Manhattan, por el que semanalmente desfilan legendarios del jazz como George Coleman, Eddie Henderson, Billy Hart, Al Foster o Lenny White, y pesos pesados como Brad Mehldau, Christian McBride, Chris Potter, Peter Bernstein, David Hazeltine, Nicholas Payton y Bill Charlap, por mencionar algunos.
Smoke se asienta en el espacio que ocupaba el célebre Augie's Jazz Club, en el llamado Bulevar Duke Ellington, en el cruce de la 106th y Broadway, cerca de donde solía estar Birdland antes de mudarse a Midtown. El club, cuyo nombre proviene de la célebre película 'Smoke' (1995) basada en una novela de Paul Auster, tiene un aire del viejo mundo del jazz con una atmósfera elegante, iluminación con velas, el escenario de cortinas rojas, una acústica impecable y un estilizado bar para conversar.
La programación es siempre de primer nivel. Desde que abrió sus puertas en 1999, Smoke ha acogido a artistas de la talla de Wynton Marsalis, Ron Carter, Benny Golson, Harold Mabern, Jimmy Cobb, Hank Jones, Cedar Walton, Cecil Payne, Larry Goldings, la lista es larga.
El 'postbop', que en gran medida ha definido el sonido de la casa, deriva del género del 'hard bop' y, aunque el estilo ha sido objeto de largas disertaciones, en corto es un subgénero con un enfoque abstracto e intenso y de formas e improvisación libre.
A los 'post-boppers', sobre todo a los veteranos, siempre de traje y con el estilo que les distingue, les deleita tocar en Smoke, donde se les trata con gran consideración, el sistema de sonido es excelente, el piano, afinado con esmero, el ambiente, íntimo y deferente; y el pago, generoso. Muchos son el último eslabón vivo de una generación de oro de gigantes del jazz y el hecho de poder verles tocar en vivo en su madurez, es realmente un privilegio muy especial.
Una de las figuras vinculadas al club y asiduo en el cartel, es el veterano George Coleman, un gigante del hard bop, -Max Roach, Jimmy Smith, Lee Morgan, Ron Carter, Jimmy Cobb, Ahmad Jamal, Elvin Jones, Charles Mingus, y muchos más-, que a sus 89 años comanda unos de los espectáculos más potentes y emocionantes de ver. Fue precisamente Coleman y su cuarteto con Harold Mabern, el encargado de inaugurar en abril de 1999 el club, que este año ha celebrado sus 25 años de una trayectoria plagada de hitos e historias memorables. Ambos artistas tienen una vinculación especial con el establecimiento.
El gran Harold Mabern, (Betty Carter, Lee Morgan, Donald Byrd, Roy Haynes, Miles Davis, Sonny Rollins, Sarah Vaughan, Wes Montgomery, Freddie Hubbard, Jackie McLean, y un largo etc), fallecido en 2019, fue quien inspiró la apertura de Smoke tras el cierre de Augie's. Decía que es «el mejor club de jazz del mundo». El dueño del emblemático local, Paul Stache, suele contar la historia de cómo conoció a Mabern cuando por entonces era ayudante de cocina en Augie's, y una noche la música proveniente del escenario le atrajo a asomarse a la puerta para constatar lo que los oídos le decían: la increíble versión de 'Mis cosas favoritas' que tocaba Mabern en el piano, un limitado Fender Rhodes que no hacía honor al ímpetu de sus manos. Fue uno de esos momentos que cambian el rumbo de la vida.
«Terminé siguiendo a Harold por toda la ciudad durante un par de años a lugares que tenían pianos 'de verdad' solo para oírle tocar», comenta Paul. Tras el cierre de Augie's y animado por el veterano pianista, Paul se lanzó a la aventura de abrir Smoke, y encargó el piano favorito de Mabern, un Steinway D, que le hizo sentirse en su propia casa.
Mabern inauguró también el primer álbum del sello discográfico de la casa, 'Smoke Sessions Records', con Afro Blue en 2015 grabado en vivo en el club. Sería el primero de otros trabajos con el cuarteto de George Coleman y sus propias formaciones, incluidos sus últimos cuatro álbumes. Siguiendo con la tradición, el sello empezó también de forma casual con Paul haciendo demos de las bandas en vivo que le pedían los músicos cuando aún trabajaba como camarero, con un pequeño equipo de grabación detrás de la barra.
Alentado por los músicos, como el pianista David Hazeltine, Paul se concentró en la producción del sonido para grabaciones más elaboradas y en 2014 fundó el sello que hoy suma más de 90 títulos de sesiones en vivo y en estudio. Como independiente ha desarrollado una lista que supera los 30 artistas, y ha creado un catálogo único que captura un espacio del 'postbop' a menudo desatendido por las discográficas. «Me siento increíblemente afortunado de haber podido grabarle [a Mabern]», dice. «Pasé tanto tiempo con Harold y él nos confió esta música, nos dejó grabarla y presentarla en el club. Son muchas historias. Me emociono».
Una gran foto de Harold Mabern preside la sala de Smoke sonriendo a los fans de todo el mundo que visitan su club de jazz preferido.
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