El experto en VIH Peter Hunt. Pablo Cobos

Peter Hunt

Investigador del VIH
«Los más vulnerables son los que están más expuestos a las pandemias»

Este científico estadounidense augura que la terapia génica abrirá una puerta para tratar de curar el sida

Álvaro Soto

Madrid

Sábado, 10 de junio 2023, 00:57

Peter Hunt (Virginia, Estados Unidos, 1972) era un joven científico cuando en la primera década del siglo XXI dirigió en Uganda un programa internacional para tratar a pacientes del sida. Allí conoció de primera mano los horrores de esta enfermedad, que ha matado a más ... de 40 millones de personas en todo el mundo. Catedrático de Medicina en la Universidad de California en San Francisco y codirector del Centro UCSF-GIVI de Investigación sobre el Sida, Hunt, uno de los más destacados investigadores sobre esta enfermedad, ha centrado sus trabajos en las consecuencias inflamatorias de la infección por ViH. Estos días participa en España en un encuentro organizado por Gilead.

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–Un millón y medio de personas se siguen contagiando cada año de VIH. ¿Por qué no se consigue reducir esta cifra?

–Existen varias razones. La primera es que el VIH, como la malaria, son enfermedades de pobreza que afectan a la gente más vulnerable, aquella que no tiene recursos para acceder a las infraestructuras de salud pública. Y no solo hablamos de los países en vías de desarrollo. En Estados Unidos, un hombre blanco gay que tiene dinero puede acceder a la PrEP (profilaxis prexposición) con mucha más facilidad que un afroamericano que vive en el sur del país. La segunda razón es que, pese a los grandes avances en la investigación y en la extensión de los tratamientos, que ya llegan a una gran parte de los enfermos en todo el mundo, estos esfuerzos aún no han sido sido suficientes. Y por último, muchas de las personas que tienen ViH no lo saben, lo que hace que no se rompa la cadena de contagios. La conclusión es que las personas más vulnerables son las que más expuestas están a las pandemias, como hemos visto también con la covid-19.

–En cualquier caso, la situación ha mejorado en las últimas décadas. ¿Cuál ha sido, a su juicio, el mayor avance?

–En los primeros 2000 estuve en Uganda y había dos grandes problemas: veías a la gente morir de sida en la calle y muchos enfermos no sabían siquiera que estaban contagiados. Cuando pusimos en marcha las primeros clínicas, el cambio fue enorme. En un mes, atendíamos a 300 personas. Las clínicas se llenaron, pero eso fue una gran noticia, porque antes que eso, la gente fallecía, no tenía ninguna esperanza. La llegada de los tratamientos a tantos lugares ha supuesto una de las intervenciones en salud pública más importantes de la historia, al nivel de la erradicación de la polio, con la diferencia de que acabar con el sida es mucho más difícil porque exige una notable infraestructura de salud pública y que los pacientes tomen sus medicinas todos los días.

–¿Por qué no se ha encontrado una vacuna contra el sida?

–La gente siempre se pregunta cómo ha sido posible producir una vacuna contra la covid-19 en un año, pero no para el sida en 40. La clave es que el ViH escapa del sistema inmune y se replica casi de una manera diferente en cada individuo. Evoluciona constantemente y por eso es tan difícil hacer la vacuna.

Conocer mejor la prevención

–Uno de sus campos de investigación es la comorbilidad en pacientes con VIH.

–Sí, estas personas son mucho más susceptibles de sufrir enfermedades como el cáncer, la osteoporosis, la demencia o la diabetes y eso es porque quienes sufren una infección crónica de sida tienen altos niveles inflamatorios que incrementan el riesgo de estas comorbilidades. Aquí, lo importante es que los médicos y los pacientes conozcan las herramientas de prevención, como la dieta, el ejercicio y mantener bajo control el azúcar y la presión arterial. Algunos estudios muestran que las estatinas (un medicamento utilizado para reducir el colesterol) tienen efectos antiinflamatorios y que en pacientes con ViH pueden reducir en un 35% el riesgo de sufrir ataques al corazón, aunque quizá no tengan el mismo efecto sobre la diabetes o el cáncer. Tenemos que seguir trabajando en este campo.

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–En estos tres años, muchos pacientes de sida se han contagiado también de covid. ¿Qué relación tienen ambas enfermedades?

–Hemos descubierto que los enfermos de sida tienen más posibilidades de sufrir covid persistente. Igual que los pacientes de otras enfermedades crónicas, como el virus de Epstein-Barr, en el ViH especulamos con la posibilidad de que la covid active células del sistema inmune que causan inflamación y contribuyen a la enfermedad autoinmune.

–Se conocen tres casos, los llamados pacientes de Berlín, Londres y Düsseldorf, de personas que han controlado el sida a través de complejos trasplantes de médula. ¿Se está en el camino de lograr terapias innovadoras para acabar con el sida?

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–Se abren caminos, pero algunos son extremadamente complejos. Por ejemplo, la terapia génica, que implicaría editar todas las células. Pero creo que estamos más cerca de la modificación de las células del sistema inmune, aunque hay mucho trabajo por hacer.

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