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VALERIE TASSO/MUJERHOY
Martes, 9 de enero 2018, 06:58
Poseer el control sobre el deseo libidinal y activar a voluntad el botón que estimule sexualmente a alguien para vencer su voluntad y resistencia a base de encenderlo, como una tea, es algo que, a todos (y todas), se nos ha pasado alguna vez por ... la cabeza. Para intentar conseguir eso, hemos querido inventar, desde la herboristería hasta la más reciente y sofisticada farmacología, filtros, pócimas y ungüentos diversos y los hemos catalogado en la botica con el nombre de afrodisiacos.
Todos con el mismo resultado. Fracaso. Y es que dominar el deseo propio (o del otro) a antojo o incrementarlo a conveniencia no es tarea sencilla. (Más información en Mujerhoy.com)
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