Daniel Roldán
Sábado, 6 de junio 2015, 17:20
Algunos de los voluntarios y trabajadores de la National Society for the Prevention of Cruelty to Children (NSPCC), una ONG británica que nació en 1884 con el objetivo de velar por los más desfavorecidos, tienen como objetivo buscar en internet elementos que consideran que atentan ... contra los más pequeños. En esta búsqueda, con especial empeño en las redes sociales, se toparon con Lena Fokina. Esta profesora de yoga rusa práctica esta actividad con bebés, pero lo hace de una forma polémica: mete a un bebé en una cuba de agua y lo mueve de forma frenética; lo zarandea como si fuera un muñeco y le da volteretas en el aire. Es el llamado 'yoga extremo'.
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Los vídeos dejaron ojipláticos a los responsables de la NSPCC. Se percataron de que las imágenes ya aparecieron en 2011 y de que, cada cierto tiempo, volvían a aparecer. Pero la novedad en esta ocasión es que estaba siendo compartidos por usuarios de Facebook.
La organización se dirigió a la red social para que retiraran este vídeo de dos minutos por contener unas imágenes "perturbadoras" y negó en redondo que sea un modelo de esta práctica física y espiritual oriunda de la India. "Lo que para una persona es yoga para bebés, para otra es abuso infantil", repitió Claire Lillet, responsable de seguridad infantil de NSPCC, en varios medios británicos. Sorprendentemente, Facebook denegó la retirada de este vídeo al entender que no viola sus normas internas. Unas postura que dejó, otra vez, asombrados a los guardianes británicos de la infancia. No entendían los motivos que han llevado a la red social, que suprimió una foto de 1909 de indios brasileños porque ellas enseñaban los pechos o una foto de una mujer dando de mamar a su bebé, a dar el paso ante una situación mucho más grave, ya que está en peligro la salud el pequeño.
"Tiene que ser un error, porque no se puede practicar esas cosas a un bebé", comenta el doctor Santiago Mintegi, coordinador del comité de seguridad y prevención de lesiones infantiles de la Asociación Española de Pediatría. "No es defendible esa actividad en una sociedad civilizada", añade el galeno, que advierte de los peligros que pueden correr los pequeños. "La luxación de codo es la lesión más habitual», reconoce el médico del hospital vizcaíno de Cruces. Aunque lo que más le preocupaba, viendo las imágenes, son esos movimientos tan bruscos y rápidos que pueden provocar "lesiones cerebrales por la aceleración y desaceleración" en criaturas de apenas unos meses.
Una velocidad de movimiento que tampoco concuerda con la actividad normal de esta disciplina. "No se puede considerar yoga en ningún caso. Yo llevo practicando 18 años y no lo conozco. He estado en la India y nunca lo he visto", explica Marisa Serrano, profesora de la Escuela de Yoga Prem (Madrid). Además, añade que ella no haría con sus hijos las lecciones que hace Fokina ni lo aconsejaría. "El yoga es respeto y amor, y eso tiene poco de amor", recalca Serrano, que considera fundamental que el niño disfrute con esta actividad y no la padezca.
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