Sanidad plantea extender la dosis de refuerzo a todos los mayores de edad

La incorporación de nuevos grupos etáreos ha sido una constante de la campaña de vacunación, primero con la pauta completa y luego con el pinchazo de recuerdo. España comenzó la inoculación de la dosis extra a mediados de septiembre con los residentes en centros de mayores y las personas sometidas a tratamientos inmunodepresores; el 23 de noviembre, el Ministerio de Sanidad sumó a los mayores de 60 años y al personal sanitario y sociosanitario y el 15 de diciembre incorporó a los mayores de 40 años. Hasta ahora han recibido la dosis de refuerzo 15,8 millones de personas, el 57,33% de todos los mayores de 40 años.

Añadiendo a este colectivo, España respondió a la petición de la Unión Europea, que aquel mismo 15 de diciembre urgió a los países a administrar el pinchazo extra prioritariamente a los mayores de 40, pero en general, a todos los adultos, porque «podría potencialmente reducir la transmisión» de la covid-19 y «prevenir hospitalizaciones y muertes adicionales». Pero la ministra de Sanidad, Carolina Darias, rechazó entonces la recomendación europea alegando que España tenía su propia «hoja de ruta basada en criterios científicos» y unos índices de vacunación muy altos.

De hecho, a mediados de diciembre, una parte de los expertos de la Ponencia de Vacunas se mostraba incluso reacia a un tercer pinchazo para el grupo de entre 40 y 50 años. Consideraban estos especialistas que era una decisión prematura porque las primeras dos dosis no habían perdido eficacia en ese colectivo. Además, en la mayoría de los casos, las personas de entre 40 y 50 años habían recibido la pauta completa hacía menos de seis meses, el periodo que se contemplaba entonces entre el segundo y el tercer pinchazo. Abogaban, de hecho, por enviar desde España vacunas a otros países para ayudar a la inmunización global y evitar la aparición de nuevas variantes, que podrían ser más contagiosas, como finalmente ha ocurrido con ómicron.

La explosión de casos de ómicron, sin embargo, ha empujado a acelerar la tercera dosis, que se ha convertido en una prioridad, y ya no solo para las personas mayores y vulnerables. La Comunidad de Madrid, por ejemplo, se sumó ayer a las autonomías que dispensan este pinchazo en el colectivo de entre 40 y 45 años y abrió ayer la autocita. Galicia es la comunidad más avanzada: el 59% de los gallegos de entre 40 y 49 años ya tiene su dosis de refuerzo.

Por grupos de edad, el 89% de los mayores de 70 años ya ha recibido la tercera dosis y a partir de ahí, los porcentajes bajan: se ha administrado también al 80% en el grupo de 60 a 69 años; al 42% en el de 50 a 59 y solo al 22% de los mayores de 40. Además, también la tienen el 65% de quienes fueron vacunados primero con la monodosis de Janssen, aunque esta vez ha sido con la fórmula de ARN mensajero (Pfizer o Moderna).

A la complicada ecuación de la tercera dosis debe añadirse ahora otro factor. El 5 de enero, el Ministerio de Sanidad estableció en la actualización 10 de la Estrategia de Vacunación que los contagiados por covid-19 reciban el pinchazo extra cuatro semanas después de dar positivo, siempre, además, que haya cumplido seis meses desde que se les administró la pauta completa con Pfizer o Moderna o tres meses si lo hicieron con AstraZeneca o Janssen.

La decisión de Sanidad, sin embargo, ha chocado con la opinión de muchos expertos, que opinan que no existen todavía estudios que avalen esas cuatro semanas y argumentan que los anticuerpos generados por una persona que acaba de pasar la infección se mantienen durante ese periodo sin necesidad de 'multiplicarlos' con la vacuna.