Sanidad rechaza el uso de la musicoterapia para tratar la ansiedad o la depresión

En febrero de 2021, el Ministerio de Sanidad lanzó un ambicioso plan para la protección de la salud de las personas frente a las pseudoterapias. Bautizada como #CoNprueba, esta iniciativa pretende establecer una evidencia sólida sobre técnicas y procedimientos que se están extendiendo en la sociedad, sobre todo en los últimos años, sin base médica que los sustente. En una primera etapa, Sanidad analizó la magnetoterapia estática, la dieta macrobiótica, el masaje tailandés y la sanación espiritual activa, y consideró todas ellas pseudoterapias, «dado que no han demostrado tener soporte en el conocimiento científico ni evidencia científica que avale su eficacia y seguridad».

Por eso el ministerio no recomendaba «su utilización con finalidad sanitaria», aunque tampoco impedía taxativamente las técnicas. Lo único que podía hacer era poner sobre la mesa estos documentos técnicos para que las administraciones sanitarias (dependientes de las comunidades autónomas) prohibieran o limitaran la publicidad de los supuestos tratamientos.

Ya entonces Sanidad anunció que iba a analizar otras técnicas, como la acupuntura para el dolor crónico no oncológico de origen musculoesquelético, la terapia floral, el yoga en condiciones clínicas seleccionadas, la reflexología podal, el método pilates y la musicoterapia en la reducción de ansiedad, estrés y depresión. Y los resultados de estas investigaciones acaban de ser publicados.

Según la Asociación Americana de Musicoterapia (AMTA), esta técnica se define como el «uso clínico y basado en la evidencia de intervenciones musicales para lograr objetivos individualizados dentro de una relación terapéutica por parte de un profesional acreditado que ha completado un programa de musicoterapia aprobado».

Tras analizar 460 artículos de diferentes publicaciones de todo el mundo sobre musicoterapia, los especialistas españoles han llegado a unas conclusiones claras: los textos que resaltan los beneficios de la música frente al estrés, la ansiedad o la depresión están sujetos «a un alto riesgo de sesgo y presentan inconsistencias», esto es, son demasiado optimistas.

Bajando al detalle, los expertos han estudiado diez informes en particular, que no ofrecen datos que avalen la utilización de este tratamiento frente a los problemas de salud mental. «Únicamente tres sugieren que la musicoterapia podría tener beneficios relevantes en el control de la ansiedad o la depresión, aunque la confianza en estos resultados es baja, debido al riesgo de sesgo de los estudios incluidos, la heterogeneidad y la omisión de elementos críticos en la metodología de las revisiones».

De esta forma, los especialistas del Ministerio de Sanidad opinan que los artículos que loan la musicoterapia frente a la ansiedad o la depresión «presentan numerosas limitaciones, riesgo de sesgo (y) se utilizan tamaños de muestra insuficientes». Por tanto, «no es posible formular recomendaciones a favor del empleo de la musicoterapia para reducir la ansiedad, depresión o estrés», insisten.

Sin embargo, la musicoterapia está en auge. El pasado 25 de octubre, en las Cortes de la Comunidad Valenciana se aprobó una proposición no de ley, impulsada por el Partido Socialista, pero que contó con el voto afirmativo de todos los grupos políticos, para pedir al Gobierno valenciano que incorpore la música en la sanidad de la autonomía.