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El Ministerio de Sanidad alerta de que nueve de cada diez nuevos casos detectados en España de la viruela del mono (MPOX) son ciudadanos pertenecientes a grupos con prácticas de especial riesgo para contraer esta infección y que, sin embargo, no se vacunan de forma ... preventiva para evitar el contagio.
Dicho de otra manera, las nuevas notificaciones de infecciones, que ya son muchas menos que cuando la ola de contagios mundial comenzó en abril de 2022, serían algo prácticamente anecdótico en España si la población más vulnerable acudiese a su centro de salud para inmunizase gratuitamente de forma preventiva, lo que alejaría además casi por completo la posibilidad de que en un futuro próximo surjan nuevos brotes.
Los últimos datos del Instituto de Salud Carlos III indican que en el primer semestre del año se detectaron en nuestro país 260 infectados por la MPOX, casi 30 veces menos que los 7.521 casos identificados en 2022, el primer año del brote. Otro elemento que apunta al declive de la transmisión de la enfermedad en España es que el grueso de las detecciones de 2024, la mitad, se hicieron entre enero y febrero, aunque con un repunte en mayo. No obstante, los responsables sanitarios avisan que sería un error confiarse y olvidarse de la inmunización preventiva, porque «la transmisión se mantiene y es sostenida, por lo que en cualquier momento, si no se protegen las personas con mayor riesgo, las personas susceptibles pueden acumularse y desencadenar nuevos brotes».
El perfil del nuevo paciente coincide prácticamente por completo con el de los grupos con mucho mayor riesgo de infectarse, que son los mismos establecidos desde un principio. Todos menos cinco de los nuevos afectados son hombres, en sus dos terceras partes tienen entre 30 y 49 años (la media esa 37), al menos ocho de cada diez son gais o bisexuales que se han contagiado del virus mientras mantenían relaciones sexuales y la mitad viven en la Comunidad de Madrid.
Los colectivos más vulnerables al contagio según los especialistas son quienes mantienen relaciones sexuales sin protección, de forma especial gais y hombres bisexuales, que aumentan el riesgo si además tienen múltiples parejas sexuales o practican sexo en grupo y si han sufrido otras infecciones de transmisión sexual de manera reciente.
El segundo gran factor de riesgo, además de las prácticas sexuales, es la falta de inmunización preventiva. El 88,7% de los nuevos infectados no habían acudido a ponerse la vacuna pese a formar parte de colectivos vulnerables.
El hecho de que la inmensa mayoría de los contagios sean una suma de ambos factores de riesgo es la que lleva a Sanidad a «recomendar encarecidamente» la necesidad de que se vacunen todos las personas con prácticas de riesgo y también quienes no hayan pasado la enfermedad, pero han mantenido contacto estrecho con alguien que sí la ha desarrollado (profilaxis posexposición al virus).
Pero el llamamiento a la inmunización no es solo para los que nunca se han pinchado sino también para quienes solo se han puesto la primera dosis de las dos que completan la pauta de vacunación y que se pueden recibir con un mínimo de un mes de separación. El aviso no es anecdótico. Algo más de la mitad de quienes fueron a inocularse por primera vez el suero luego no han acudido a completar el proceso de inmunización. Esto que inicialmente estuvo justificado, porque en los primeros meses del brote había escasez de vacunas, hoy no tiene sentido porque hay dosis para todos. Los especialistas piden a todo el que no haya completado la pauta que acuda a ponerse la segunda dosis, sin importar cuanto tiempo haya pasado desde que se puso la primera.
Sanidad aclara que la inmunidad contra la infección a largo plazo no puede garantizarse salvo que se complete la pauta, ya que la eficacia de una sola dosis con el paso del tiempo es desconocida, pues lo único que pudo comprobarse fue su buena inmunización a corto plazo. Los expertos también explican que la ausencia de esta segunda dosis puede ser un factor que reavive la propagación de la enfermedad. «La vacunación con una sola dosis -advierten- puede enmascarar los síntomas de la MPOX, lo que dificulta su detección. Por eso, la segunda dosis es fundamental para lograr una protección completa y evitar nuevos brotes».
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