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Afrontar el fallecimiento de un ser querido es un duro trance. Si además hay que explicar la muerte a un niño, la situación es más dolorosa y complicada de gestionar. La psicóloga clínica Beatriz Gutiérrez López abre este jueves 'Los jueves de la psicología' con ... la charla 'Cómo preparar a nuestros menores en la muerte de un ser querido'. La cita, a las 20 horas en el Colegio de Psicólogos de La Rioja (Ruavieja, 67) con entrada gratuita hasta completar aforo.
- ¿Cómo se debe explicar la muerte de un ser querido en las diferentes etapas evolutivas de un menor?
- Hay que aprovechar las pequeñas pérdidas en el día a día, como la muerte de animales domésticos, la caída de los frutos... para explicarles que todos los seres vivos tenemos un tiempo limitado y que un día vamos a morir. Los menores de 7 años aún no entienden el concepto de muerte. Hay que dar la noticia de manera clara: «Papá ha muerto». Luego las preguntas de un niño de 5 años serán diferentes de las que nos haga uno de 10. El de 5 nos preguntará dónde está, cuándo va a volver... y tendremos que explicarle que no volverá a la vida. Los mayores de 7 años harán otras preguntas, como '¿qué hay después de la muerte?'. En ambos casos hay que decirles qué pasará de ahora en adelante. También hay que mantener las rutinas y no dar a los niños tareas o roles que no les corresponden.
- ¿Cuándo y quién debe decírselo?
- Se lo debe decir una persona cercana al niño que emocionalmente se encuentre en buena disposición y decírselo lo antes posible, en un espacio tranquilo.
- ¿Qué papel juegan los profesores?
- El profesorado tendrá que supervisar cómo se encuentra el niño, puede favorecer su duelo. El profesor antes de hacer nada debe hablar con los adultos responsables del niño para saber cómo está la situación y si desean soporte. El profesor nunca debe decir nada en clase sin haber pedido consentimiento a la familia y al niño.
- ¿Y cómo se gestiona la información previa al fallecimiento, cómo explicar que un familiar está en el hospital y no volverá a casa?
- Es conveniente que el niño esté informado de que el familiar está hospitalizado y del tipo de enfermedad que padece. Si sabemos que va a acabar con la vida del ser querido hay que ir diciéndole cómo se va encontrando, favorecer que el niño pueda ir a visitarle en la medida de lo posible, si lo desea. Se debe decir al menor lo que hay en el hospital y preparar la habitación. Si ya sabemos que va a morir, a los mayores de 7 años hay que comunicarles que el médico nos ha dicho que es altamente probable que muera. También hay que darles la oportunidad de ir a despedirse si lo desean y así lo quiere también el enfermo. La persona que va a fallecer tiene que estar de acuerdo en todo. Si el niño no puede ir al hospital podemos hacer que le envíe cartas o dibujos y que el enfermo se las devuelva.
- ¿Cómo lo vive un niño, cuál es su proceso de duelo?
- Suelen solventar el proceso de duelo de manera normalizada si reciben el soporte adecuado de su familia y generalmente llevan mejor el duelo que los adultos. Sí que hay unas características que son diferentes en el niño: sus emociones son más breves y cambiantes, puede ser que en un momento esté llorando porque mamá ha muerto y al instante esté jugando. A veces están más enfadados, más tristes, tienen conductas regresivas, como chuparse el dedo, hacerse pis... Tenemos que ir acompañándoles, con cariño, dándoles soporte emocional.
-¿Enseñamos a vivir a los hijos alejándoles de la muerte?
- Vivimos en una sociedad que quiere pasar de largo del sufrimiento, hay poco espacio para estar en contacto con cosas que nos hacen daño. Es importante que les eduquemos en la realidad, en que todos un día vamos a morir, que es parte de la vida y ser conscientes de que la muerte nos ayuda a vivir la vida con más intensidad.
- ¿Es conveniente potenciar en los niños ideas como «el abuelo es esa estrella que está en el cielo»?
- Mantener una esperanza o una creencia de que después de la muerte existe algo nos protege en la vida. Nuestros muertos viven en nuestros corazones y en nuestra memoria eternamente. Entonces, pueden vivir donde queramos, en el cielo, en las estrellas... y eso en los niños es dar simbolismo a la existencia del que ha fallecido, es decir, es creer que aunque ya no está vivo de alguna manera existe en otro lugar y nos acompaña, puede ser en las estrellas, el cielo, en nuestro recuerdo, en nuestro corazón... porque la realidad es que nuestros muertos viven eternamente en nuestros recuerdos, siempre que lo queramos y creamos en ello. Y eso es positivo.
- ¿Cuáles son los errores que se cometen y que pueden crear problemas emocionales a los niños?
- Pensar que si les mentimos les estamos protegiendo.
- ¿Es correcta la utilización de eufemismos como que el fallecido «descansa», «se ha marchado»...?
- No, hay que decir la verdad, que es que el familiar ha muerto. Pero eso no es contradictorio con decir y pensar que puede estar en las estrellas.
- ¿Y qué hay que responder cuando un hijo pregunta 'mamá, ¿te vas a morir?'
- Hay que decirle que todos vamos a morir, que esperamos que sea lo más tarde posible y que esperamos estar a su lado mucho tiempo. Después les entra otra duda, y es 'y si tú mueres, ¿qué va a ser de mí?'. Ahí hay que explicarles que si por una enfermedad grave morimos otra persona de la familia se encargará de ellos, y decirles quién lo hará. También es importante explicarles que no todas las enfermedades matan, sólo las enfermedades graves y los accidentes graves, y que la mayoría de la gente esperamos morir cuando tengamos muchos años.
- ¿Hay que hacer al menor partícipe de los ritos de despedida, llevarle al funeral, tanatorio, entierro...?
- Esto siempre es una decisión de la familia y del menor. En menores de 7 años la decisión sobre todo será de los adultos. No hay nada por sí mismo ni bueno ni malo, siempre y cuando lo que se haga esté bien organizado. Si la familia desea que el niño acuda al rito fúnebre, hay que explicarle en qué va a consistir y que una persona, que esté emocionalmente tranquila, le acompañe y evitar que el niño vea escenas desgarradoras. En los niños más mayores y por supuesto en los adolescentes es favorable que vayan a los ritos fúnebres.
- ¿Deben los adultos contener sus emociones, disfrazar su duelo ante los niños?
- Es importante que el adulto exprese su tristeza, que intente hacerlo de forma serena y evitar comentarios como que no lo van a poder soportar o que qué va a ser de ellos. Pero la expresión de los sentimientos de manera tranquila es adecuada para los niños, porque eso hace que ellos también puedan expresarlos.
- ¿Es aconsejable ver fotos, vídeos de la persona fallecida?
- Generalmente todos, y también los niños, queremos mantener el recuerdo de las personas que han sido importantes para nosotros y nos gusta que en nuestras casas haya álbumes de las personas que hemos perdido. Para los niños eso es favorable, que haya un álbum de los recuerdos donde puedan tener su historia autobiográfica con el fallecido. Sí que en la medida en que el doliente pueda hay que ir recogiendo las cosas del fallecido, ir cerrando la vida del que ha muerto. Si tienen algún objeto que les una al fallecido también es positivo para ellos conservarlo.
- ¿Qué señales deben poner a los adultos en alerta de que el menor no está gestionando el duelo de forma apropiada?
- Si a partir de los 6-7 meses vemos que el niño conductualmente está muy alterado, que empieza a tener problemas escolares, está con rabietas, no para de llorar... entonces podríamos valorar con el pediatra o con el médico de familia la situación del menor y si es conveniente que le vea un especialista en Psicología para ver si todo cursa con normalidad.
- Los niños a veces ven la muerte como un hecho reversible...
- Sí, hasta los 7 años. Piensan que no es eterna y que el muerto puede pasar frío o calor, que las funciones corpóreas se mantienen. Antes de los 7 años hay que explicarles bien que no va a volver, que la muerte es para todos y que cuando morimos dejamos de respirar y que no va a pasar ni hambre ni frío, porque está muerto. Hay que insistirles que el fallecido no va a volver. Después de los 7 años esos conceptos están superados, a nivel evolutivo ya empiezan a entender que una vez que se muere no volvemos a la vida.
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