redacción
Lunes, 7 de marzo 2016, 14:18
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Por un lado, Europa se enfrenta a una crisis de obesidad, con un 60% de mujeres con sobrepeso y un 70% de hombres para 2030, según la OMS. Por otra parte, la depresión es el principal causante de situaciones discapacitantes en todo el mundo y ... en el caso de Europa representa más de 7% de la mortalidad prematura. Ahora bien, los estudios han demostrado que ambas patologías van de la mano, debido a que existe una causa bidireccional entre ambas patologías. «La depresión lleva a la obesidad y la obesidad lleva a la depresión, ambas situaciones pueden darse de forma simultánea. La obesidad aumenta el riesgo de sufrir depresión un 55% y la depresión incrementa el riesgo de ser obeso u obesa un 58% según los estudios recogidos en diferentes metanálisis», afirma el doctor Miquel Roca, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, durante el XXIV Curso de Actualización en Psiquiatría de Vitoria-Gasteiz. «Existen factores comunes que predisponen a un individuo a sufrir estas enfermedades: genéticos, sociales, psicológicos o enfermedades como diabetes o patologías cardiovasculares».
Los expertos llaman síndrome metabólico a la combinación de factores de riesgo cardiovasculares como obesidad abdominal, diabetes, niveles elevados de triglicéridos y presión arterial alta, que está presente en muchos casos de obesidad y depresión. Ante este peligroso cóctel, lo mejor es la prevención. «Hay que seguir el estilo de la dieta mediterránea, que implica disminuir el consumo de carnes e hidratos de carbono en beneficio de más alimentos vegetales y grasas monoinsaturadas», recomienda el doctor Roca. «También aumentar la actividad física, que debe realizarse a diario, cuidar el sueño, tener una óptima red de apoyo social, e intervenciones psicoeducativas para mejorar la adherencia a un estilo de vida saludable, son acciones que podrían reducir y prevenir la aparición de nuevos casos de depresión y obesidad».
El tratamiento de una y otra enfermedad debe ser coordinado, pues los pacientes deprimidos suelen descuidar su estilo de vida y por tanto no siguen ningún tipo de dieta ni realizan actividad física. Esto provoca un aumento de peso y entran en un círculo difícil en el que ambas enfermedades se retroalimentan. Son dos patologías que conviven en el mismo individuo. «Se debe animar al paciente a llevar un estilo de vida saludable y actividad física para prevenir la asociación entre depresión y obesidad», concluye el doctor Roca.
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