Aumenta el consumo del cannabis sintético

También conocida como “spice” o “marihuana sintética”, se mantiene en una situación de alegalidad. No es detectada en los controles de tráfico pero repercute de manera negativa en la salud

REDACCIÓN

Jueves, 3 de marzo 2016, 12:36

Fabricados de forma artificial, los productos hechos en laboratorios clandestinos contienen el principal constituyente psicoactivo del cannabis, el tetrahidrocannabinol (THC), y se venden bajo la etiqueta de para consumo no humano, incluso como incienso. Aun cuando su composición y los efectos que genera son desconocidos ... para las autoridades, su situación legal no es de prohibición.

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«Los cannabinoides sintéticos se encuentran en una situación de alegalidad», afirma Marta Torrens Mélich, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona y psiquiatra del Instituto de Neuropsiquiatría del Parc de Salut Mar (Barcelona). Estos preparados son cada vez más consumidos por la población, incluidos los jóvenes. Y cuanto antes se empieza y más se consume, más riesgo hay de que aparezcan problemas de salud mental. El cerebro de un adolescente es mucho más vulnerable a los efectos nocivos del cannabis que el de un joven de unos 22 años, en los que el desarrollo del cerebro ya casi ha concluido. Es de vital importancia que entre todos se trabaje conjuntamente para retrasar la edad de inicio de los jóvenes en el consumo de cannabis».

Durante la elaboración del cannabis sintético, también conocido como spice o marihuana sintética, se potencia el THC, responsable de los principales efectos nocivos para la salud, y se elimina el cannabidiol, otro componente de la planta que, por el contrario, puede tener un efecto protector.

«La desaparición del cannabidiol hace que los efectos psicoactivos sean mucho más potentes, y, por lo tanto, más perjudiciales para el organismo y la salud mental del individuo y más peligrosos para él y para su entorno», mantiene la profesora Torrens Mélich, durante la conferencia inaugural del XXIV Curso de Actualización en Psiquiatría, Vitoria-Gasteiz, que se realiza actualmente. «Además, no hemos de olvidar que estos compuestos son realizados en laboratorios clandestinos, sin ningún control, garantía en su elaboración o pauta de consumo. Desconocemos no sólo su composición, sino sus efectos sobre la salud humana».

Riesgo al volante

Otro de los peligros del uso de esta droga es cuando la persona que la utiliza pone en riesgos a terceros. «Estos compuestos químicos, por su composición, no son detectados por el momento en los controles de consumo de drogas estándar que se realizan para prevenir los accidentes de tráfico. De este modo, además del peligro para el propio consumidor, la alegalidad del cannabis sintético también pone en peligro la seguridad vial de una manera muy clara y directa».

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Para la experta, el cannabis se enfrenta a tres dilemas. El primero, su uso terapéutico contra el dolor crónico o la espasticidad de la esclerosis múltiple; el segundo, su legalización, y el tercero, la selección genética de la planta. «Algunas personas piensan que quizás no sea tan malo su consumo, pero olvidan que puede ser perjudicial en otros muchos aspectos, como en el caso de los opiáceos, como la morfina, que se emplean para el control del dolor en pacientes paliativos, y de los que deriva una droga tan destructiva como la heroína», dice la profesora Torrens Mélich. «En cuanto a la legalización, hay que recordar que las drogas legales en España, como alcohol y tabaco, producen muchas más muertes y carga de enfermedad que las drogas ilegales. Por último, la selección genética puede potenciar el THC y reducir el cannabidiol, haciendo que los efectos sobre la salud mental sean mucho mayores, aumentando sus perjuicios».

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