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daniel roldán
Jueves, 24 de marzo 2016, 05:37
Llega el cumpleaños de un hermano, un primo o un sobrino. Los seres más queridos organizan una fiesta y preparan una tarta de chocolate, con sus velas encendidas y toda la parafernalia colocada en el salón de la casa. Pero el homenajeado no se inmuta. ... El 14 de febrero ha pasado por la casa de una pareja, donde la balanza del amor está descompensada. Uno de sus miembros no ha mostrado ni una pizca de ilusión o cariño hacia la otra. La culpa la tiene la alexitimia, el síntoma que impide a las personas «ponerse en contacto con las propias emociones y después expresarlas», como explica Jorge Barraca, presidente de la Sociedad Española de Psicología Clínica y de Salud (Sepcys). Un síntoma que puede ir desde los grados más bajos hasta una imposibilidad absoluta de sentir cualquier cosa en las situaciones más extremas, como el fallecimiento de un ser querido o las consecuencias de una tragedia natural.
«Si yo no sé muy bien qué siento, no sé expresarlo», explica el doctor Barraca. Tampoco ayuda los tiempos en los que vivimos, con una exposición al mundo gracias a las nuevas tecnologías mucho más intensa que en décadas anteriores. «Ahora estamos en una sociedad muy externa, que mira más hacia al exterior y por lo tanto no es capaz de mirar hacia el interior y poder expresarse bien», apunta José Elías Fernández, psicólogo y pionero en el uso del humor y la risoterapia.
Pero a pesar de esta sobreexposición, los sentimientos no se vuelcan. «Es demasiado tierno expresar sentimientos. Eso hace que las personas nos retraigamos más y al final no aprendamos a expresar esos sentimientos y a diferenciarlos», apunta el experto. También los trastornos de estrés o depresión, una de las causas externas de este síntoma, provocan que se convierta en un «mecanismo de defensa» esa falta de comunicación de los sentimientos.
No solo la sociedad actual influye en la alexitimia, sino también afecta y mucho el desarrollo de la persona y en qué ambiente se haya desenvuelto. «Alquien que es poco expresivo mantiene una distancia con emociones tanto positivas como negativas. Esto pasa en mucha gente porque en su casa no se ha sido muy expresivo emocionalmente o se le ha negado ser muy expresivo», apunta el doctor Fernández. Y esta situación, en el caso de los hombres, se acentúa. «Ni sienten ni padecen, porque no pueden estar en contacto con la emoción.Eso es lo que se les dice», explica el doctor Barraca.
otro síntoma de moda
Bombones, joyas, cava, música o un buen libro son regalos habituales en cualquier celebración, incluido san Valentín. Pero algunos, además de regalar algo a sus seres más queridos, deciden regalarse un par de horas en el gimnasio. No solo para estar bien de salud, sino para buscar la perfección física. «Hay un culto al cuerpo exagerado», explica el doctor José Elías Fernández. También se está produciendo un repunte de la cirugía plástica; y no precisamente por necesidades médicas, sino por una búsqueda constante de la belleza. «Se ha implantado totalmente», añade el psicólogo sobre estas nuevas formas de narcisismo que imperan en este comienzo del siglo XXI.
Lejos queda la imagen clásica del personaje peinándose delante de un espejo o las cuestiones que la malvada madrastra de Blancanieves le lanzaba a su reflejo. Ahora, los nuevos narcisistas buscan quererse a sí mismo a través de la perfección física porque «la sociedad así lo reclama». Además, estas personas tienen una necesidad excesiva de admiración y afirmación, ya que en el fondo son inseguras con cada movimiento que realizan.
Pero los narcisistas también encuentran su forma de expresarse con las modas urbanas. «Son unas expresiones que duran muy poco en el tiempo. Ahora los hipsters van desapareciendo poco a poco para que aparezca una nueva forma de vestir, por ejemplo. Cada vez van a ir apareciendo más tribus urbanas que buscarán la apariencia adecuada para el momento adecuado», explica el psicólogo. Al igual que sucede con la alexitimia, hay muchos casos de narcisismo que no están diagnosticados y que se consideran como una forma habitual de ser.
«El hombre tiene que ser duro y no puede expresar sentimientos como tristeza, dolor o llanto porque está mal visto socialmente. Siempre ha existido eso», comenta el doctor Fernández, quien señala que las mujeres, no obstante, también están cada vez «perdiendo» ese contacto con las emociones. «Por eso cuando entran en un hecho emocional fuerte son capaces de recordar hechos que ocurrieron hace mucho tiempo», explica.
Causa de debilidad
A pesar de que puede ser fácilmente detectable, la alexitimia es un síntoma que se puede considerar infradiagnosticado precisamente porque se confunde muchas veces con la forma normal de ser de cada uno. «Muchas personas creen que otra gente que llora o que ríe mucho es una causa de debilidad. Hay poca conciencia de problema», incide el presidente de la sociedad científica.
Pero los principales detectores de este síntoma que en el mundo afecta a unas 700 millones de personas, son los compañeros sentimentales. «Cuando tu pareja se te pone delante y te dice que eres un inútil o un discapacitado emocional la situación puede cambiar porque esa falta de contacto con las emociones está afectando directamente a la vida», explica el doctor Barraca. «Gracias a ese reflejo en otras personas se puede dar cuenta», añade el presidente de la Sepcys.
Ese despertar sirve para que la persona se dé cuenta de que algo falla y que puede ser tratada de su alexitimia en los estados más leves. Entonces, al paciente se le enseña un protocolo para saber cómo está el otro, si está preocupado, triste o contento. «Hay dos tipos de casos: hay personas que ni saben ni reconocen las emociones y hay personas que sí saben que son las emociones pero no saben verbalizarlas. En esta situación, aprender es ver a los demás y poner nombres. Después llegará asimilar la emoción, tener en cuenta que uno tiene unas pocas emociones, un razonamiento y que debe tomar decisiones. Más tarde llega entender y comprender las señales emocionales que se producen, cuando estamos en tensión, enfadados o alegres. Y, por último, autorregular las emociones como lecturas o habilidades sociales para conseguir una relación», explica el doctor Fernández. «Saber qué decir en qué situaciones. Decir lo siento o gracias. Eso se entrena en consulta», añade el doctor Barraca.
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