La vuelta al mundo más relajada

Para ello, los viajeros de Lonely Planet han recopilado los secretos de diferentes tradiciones en Calm, un libro que busca contagiar la serenidad hallada tras la práctica de ciertos rituales.

Eso sí, no hallará aquí las prácticas más obvias, como el taichí o el yoga, sino otras quizás menos evidentes como surcar las aguas en un kayak como hacían los inuits. «Los psicólogos han descubierto que la estimulación bilateral como el movimiento rítmico y constante al remar alivia la ansiedad contenida», explica el libro. Para los menos atrevidos, siempre está el paseo en barca por unas aguas tranquilas, que relaja la mente.

Desde Japón

De estas prácticas desestresantes saben mucho en Oriente. De hecho, Japón es rico en ciertas ceremonias que contribuyen al bienestar espiritual. Así cultivar un bonsái, un arte que exige concentración y paciencia, quemar inciensomejor si es de sándalo o lavanda, o preparar un té, con ceremonia incluida, pueden ayudarnos en el día a día.

Para quien se atreva con esto último sólo debe buscar un lugar tranquilo de su casa y disfrutar preparando y sirviendo un té verde a sus amigos de la manera más educada, más graciosa y más perfecta posible. Todo un arte que parece sencillo, aunque lleva años aprenderlo bien, que ayuda a hacer la vida cotidiana más agradable y más armoniosa, entre otros beneficios. Si no se tienen invitados, se puede disfrutar también en soledad, concentrándose siempre en el momento.

En la región del Kalahari de Botsuana, Namibia y Angola, los kung cargan con sus bebés desde su nacimiento hasta los dos años. De día, las madres los transportan sujetos a su pecho y los amamantan muy a menudo. De este modo, se produce una excelente interacción que logra que el 90% de los pequeños dejen de llorar en menos de 30 segundos y que apenas padezcan cólicos del lactante amén de que el tacto es esencial para el desarrollo cognitivo de los bebés. Hay pocas cosas que relajen y reconforten más que abrazar a los seres queridos.

Y hablando de contacto humano no queremos perder de vista el masaje lomi lomi, originario de Háwai. Esta práctica centenaria se caracteriza por movimientos rítmicos, a menudo efectuados con todo el brazo, que evocan las mareas. Si estos masajes son a cuatro manos, la relajación se duplica y quien lo recibe puede llegar a olvidarse de todo lo que le rodea. Claro que en la filosofía de este masaje está unir el alma individual con el infinito.

Para ver y ser vistas

No de todas las ceremonias vamos a recomendar su práctica, sobre todo porque no están al alcance de todo el mundo. Eso sí,merece y mucho la pena verlas. Por ejemplo en Konya (Turquía), la ceremonia sema de los derviches giradores es todo un espectáculo. Estos danzantes buscan una conexión mística con lo divino y giran sobre sí mismos con la mano derecha vuelta hacia arriba y la izquierda vuelta hacia abajo, para conectar cielo y tierra. Un viaje místico que representa el camino espiritual de la humanidad a través del amor a la perfección.

Similar al concepto de la hoguera de San Juan, en Santa Fe (Nuevo México) se celebra la segunda semana de septiembre la quema de la zozobra. En ella una gigantesca marioneta de aspecto malvado llamada OldMan Gloom arde entre papeles con problemas anotados, documentos legales desagradables, facturas médicas...

Un modo de librarse de lo malo y empezar de nuevo. Y más fácil que todo lo explicado es colocar bajo la almohada una muñeca quitapenas guatemalteca. No garantizamos su eficacia, pero a veces los placebos funcionan.