Redacción
Jueves, 4 de septiembre 2014, 08:00
Tras el período vacacional hay personas que al volver al trabajo pueden verse afectadas por un malestar físico y psicológico o Síndrome del Estrés Posvacacional.
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Según la asociación española de especialistas en medicina del trabajo AEEMT, el 60% de las bajas temporales en ciudadanos comunitarios ... son por estrés directa (bajas por ansiedad o estrés) o indirectamente (dolores de estómago, cabeza o musculares, mareos, vértigos, problemas en la piel, etc).
En lo que se refiere al estrés posvacacional, el doctor Fernando Miralles, profesor de Psicología de la Universidad CEU San Pablo, señala que se puede entender como una tristeza elevada o depresión menor que no está reconocida como enfermedad ya que casi nunca llega a desencadenarse-, pese a que haga sufrir a la persona que la padece y convierta los primeros días de trabajo después de las vacaciones en un auténtico infierno.
Causas y síntomas
Una de las causas más importantes es percibir el trabajo como algo negativo y no como un apartado más de la vida en el que tenemos que realizarnos. Por ello este problema no afecta a todas las personas por igual. Si el trabajo que se realiza es estimulante o las relaciones con los compañeros son positivas, su duración e intensidad es menor.
Para saber si lo padecemos, el profesor Miralles divide los síntomas en físicos y psicológicos. Entre los síntomas físicos que casi siempre vienen asociados al estrés, destaca cansancio, fatiga, falta de apetito, dolores musculares, dolores de cabeza y molestias en el estómago.
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Por lo que respecta a los síntomas psicológicos los más importantes son: tristeza, irritabilidad, falta de concentración y una gran falta de interés por el trabajo.
Además, existen una serie de factores precipitantes que favorecen la aparición del síndrome. En primer lugar muchas personas, realizan una ruptura drástica de las vacaciones, algo muy negativo pues de ese modo cuando se regresa al trabajo, el reloj biológico todavía está descompensado y estamos acostumbrados a trasnochar y levantarnos tarde.
Por otro lado, las personas que no están conformes con su puesto de trabajo son más propensas a sufrir el estrés posvacacional, ya que tienen una predisposición negativa a trabajar.
Por último, tienen mayor posibilidad de generar estrés posvacacional las personas que han tenido algún problema en el trabajo justo antes de irse de vacaciones, por el miedo a que al volver permanezca ese problema.
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Decálogo de combate
a. Volver a casa algún día antes de incorporarse al trabajo e intentar adaptar el reloj biológico levantándonos y acostándonos antes.
b. Adoptar una actitud positiva en la vuelta al trabajo. No todo es negativo, pues al volver a trabajar nos encontramos con los compañeros y establecemos nuevos proyectos laborales y personales.
c. Evitar pensar que vacaciones es lo contrario de trabajo. Recordar que nuestro nivel de vida, viene dado en especial por nuestro trabajo y es éste un apartado esencial en nuestras vidas.
d. Los primeros días al volver al trabajo realicemos trabajos de poca intensidad. No debemos intentar rápidamente poner nuestro trabajo al día después de un mes fuera.
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e. Si se sufren los síntomas físicos o psicológicos, tenemos que evitar centrarnos en los síntomas negativos y debemos poner más atención en nuestro trabajo, las relaciones personales con los compañeros y organizar lo antes posible, alguna actividad que nos guste. Cuidado con apuntarnos a un curso/actividad que dure un año entero y pagar su totalidad, puede ser que nos arrepintamos el resto del año. Ejemplos que se repiten todos los años son los de apuntarse a una academia de idiomas o a un gimnasio.
f. Siempre puede ayudar cuando se tiene hijos, pensar que si nos ven centrarnos en la parte negativa del trabajo, les estamos enseñando a encontrarse mal los primeros días de colegio y a no querer volver a las clases, donde al igual que los padres en sus trabajos, podrán descubrir cosas buenas como: volver a ver a sus amigos y jugar con ellos, explicarles sus vacaciones, conocer nuevas personas, empezar a estudiar y superarse día a día, etc.
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g. Por último, saber que si a los quince días la persona se sigue sintiendo mal, debería ir a un especialista, pues podría ser que padeciera una depresión encubierta, aunque esto es algo que no sucede casi nunca.
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