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Si nadie culpa a un enfermo del corazón de la dolencia que padece, ¿por qué sí se hace con la obesidad? Los expertos en el tratamiento del exceso de peso hacen hincapié en que para luchar de forma efectiva contra este problema hay que desterrar ... algunos mensaje simples y desfasados que identifican la indolencia y la gula con esta afección. La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) está empeñada en desterrar tales mitos y pide que la dolencia sea abordada por la Administración y las instituciones como una enfermedad crónica y multifactorial.
Con motivo del Día Mundial de la Obesidad, que se celebra cada 4 de marzo, los expertos subrayan que entre las principales causas que la provocan figuran de forma destacada factores genéticos y endocrinos, pero también el estrés, la medicación, las faltas de horas de sueño, el sedentarismo y la débil educación nutricional. Si se atiende al Observatorio Global de la Obesidad, el 37,8% de los españoles adultos pesa más de lo recomendable y el 16 % es obeso. El problema ha experimentado un crecimiento medio anual del 1,9 % desde 2010.
Como otros muchos países, España sigue sin dar con la tecla para un abordaje correcto de esta pandemia, como la califica la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque no sea infecciosa. Según la organización, la prevalencia de la obesidad en muchos países europeos, España entre ellos, se ha triplicado desde 1980 y se estima que en Europa más del 70% de los adultos tienen un exceso de peso no saludable. Para María del Mar Malagón, presidenta de la Seedo, es «indispensable un plan nacional y europeo frente a la obesidad».
Los expertos subrayan que la obesidad no es una elección ni una flaqueza moral. El coordinador del grupo de Psicología y Obesidad de la Seedo, Antonio Alcántara, aduce que es preciso quitar la culpa a los pacientes, lo que redundará en la salud mental de todos. Alcántara anima «a salir de la esclavitud del «pesocentrismo» y priorizar el concepto de «morfofuncionalidad». Y es que dos personas con el mismo peso y talla pueden tener una distribución muy diferente de su tejido adiposo.
Con todo, hay avances que invitan al optimismo. Existen tratamientos eficaces y seguros y para los casos más graves la cirugía bariátrica ofrece resultados alentadores a largo plazo.
Es cierto que el índice de fracaso en las dietas es muy alto, una circunstancia que los especialistas tratan de reducir con terapias personalizadas. Por añadidura, la Seedo apuesta por incentivar la investigación sobre la obesidad, sobre la que existen muchas lagunas. La sociedad científica subraya que aunque la afección reduce 2,6 años la esperanza de vida y es responsable del 9,7% del gasto sanitario, por cada euro invertido en la prevención se recuperan seis.
Se incide poco, por ejemplo, en que siete de cada diez personas que viven con esa enfermedad padecen problemas de ansiedad y depresión. Por eso cualquier tratamiento que no contemple la esfera emocional y psicológica del individuo está abocado al fracaso.
Como señala el endocrinólogo del Hospital Vithas Sevilla y del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, Cristóbal Morales, «la obesidad empieza en el útero materno». Sostiene que los hombres pierden más rápidamente peso que las mujeres, aunque estas lo mantienen de manera más duradera.
«Las dietas milagro no existen, es esencial un plan de pérdida de peso mantenido en el tiempo para evitar el efecto rebote tan negativo, ya que detrás de cada uno de ellos la composición corporal cambia, el adipocito se inflama y cada vez se vuelve más resistente a perder la grasa almacenada», arguye Morales.
En la actualidad hay diferentes líneas de investigación centradas en el estudio de hormonas, péptidos y moléculas, cuyo fin es disminuir el acumulación de grasa y evitar su efecto tóxico en otros tejidos diferentes al tejido adiposo. De acuerdo con Gema Medina-Gómez, profesora titular y coordinadora del Grupo de Trabajo de Investigación Traslacional en Obesidad de la Seedo, «la obesidad es la antesala de otras muchas enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular o algunos tipos de cáncer». En Europa alrededor del 80% de los casos de diabetes tipo 2 se atribuyen a un exceso de peso. Por eso, añade, «es fundamental la investigación en obesidad, para poder conocer mejor esta enfermedad, y así prevenir y combatir sus complicaciones».
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