Los pediatras califican de «absoluta emergencia» la situación de la salud mental en los menores

Los pediatras califican la situación actual como «una absoluta emergencia». Más de 13.000 de ellos han firmado un manifiesto en el que reclaman medidas urgentes para evitar que el deterioro de la salud mental entre este grupo de población siga creciendo y recuerdan que los trastornos en la infancia y en la adolescencia se pueden arrastrar toda la vida y suponen un obstáculo para una madurez completa de los jóvenes.

Entre sus reivindicaciones, los profesionales piden una mayor formación especializada en salud mental, para lo que proponen que los residentes en pediatría roten durante su formación en servicios de psiquiatría infantil. «Como pediatras, somos los primeros en detectar señales de alerta, pero necesitamos de una estructura robusta para abordar esta creciente demanda asistencial», afirma Paula Armero, coordinadora del Comité de Salud Mental de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Una formación que, a juicio de los sanitarios, debe extenderse a las familias, para que sean capaces de identificar los problemas y actúen de manera temprana, el camino para evitar el desarrollo de una patología mental más grave. «Las familias juegan un importante papel en el bienestar mental de los menores. La falta de herramientas para identificar y manejar problemas de salud mental en el hogar es un desafío que agrava la situación», explica el doctor Pedro J. Rodríguez Hernández, presidente de la Sociedad de Psiquiatría Infantil (SPI).

Los pediatras también solicitan que se realicen cribados entre los niños y actuaciones en las escuelas, los centros de salud y en las entidades que trabajan con menores en los ámbitos educativo y social. «Los programas de salud del niño sano deberían ampliar el contenido en salud mental», certifica Rodríguez Hernández.

Finalmente, los especialistas apuntan a la necesidad de crear grupos multidisciplinares en los centros de atención primaria con el objetivo de lograr una mayor coordinación entre todos los profesionales que intervienen en la salud de los niños y adolescentes: psiquiatras, psicólogos, enfermeras, pediatras de atención primaria, trabajadores sociales y educadores. De esta forma, se podría ofrecer «una atención integral y personalizada a cada paciente», subrayan, para lo que resulta imprescindible «contar con personal suficiente y tiempo», asevera Armero.

En agosto del 2021, el Ministerio de Sanidad creó la especialidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente, un paso que los profesionales consideran importante, pero insuficiente, porque algunas consultas de especialidades pediátricas que ya se han creado en los centros de salud aún no cuentan con el reconocimiento oficial, dada la complejidad de los trámites para conseguir esa certificación. Se exige a los sanitarios un incremento significativo de las competencias profesionales o la consulta, la acreditación de un interés relevante de la mejora de la calidad asistencial, factores que, a juicio de los pediatras, están más que cumplidos. Por ello, reclaman una mayor flexibilidad en los criterios para el reconocimiento de las consultas de especialidades pediátricas como Áreas de Capacitación Específica (ACE).

«Este reconocimiento es una vía indispensable para mejorar la calidad de la atención pediátrica y garantizar que todos los menores reciban el tratamiento adecuado según sus necesidades específicas. Urgimos a que se simplifiquen los trámites para favorecer el reconocimiento de las especialidades pediátricas», asegura el doctor Guillermo Martín, vicepresidente de la AEP.