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ana bellido maldonado | Neumóloga
Martes, 7 de mayo 2019, 19:09
El asma bronquial es una enfermedad crónica inflamatoria de las vías respiratorias. Se trata de una enfermedad compleja y heterogénea, cuyos síntomas y gravedad varían de unas personas a otras. Está condicionada por factores genéticos y ambientales y cursa con hiperreactividad en los bronquios y ... con una obstrucción variable del flujo aéreo, total o parcialmente reversible.
Representa un problema de salud a nivel mundial, afectando aproximadamente a 235 millones de personas en el mundo. Se estima una prevalencia de 4,3% y se atribuyen 250.000 muertes al año a nivel mundial. Actualmente se observa un incremento importante de su prevalencia, más acentuado en países con mayor desarrollo industrial. Es una enfermedad con mayor prevalencia en la mujer que en el hombre. Es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia.
1Evite los factores desencadenantes: irritantes, mascotas, alérgenos.
2Abandone el tabaquismo y evitar estar expuesto al humo de cigarrillos.
3Evite alfombras en el hogar y reduzca la humedad de su vivienda.
4Mantenga una higiene personal y del hogar adecuada.
5Siga las indicaciones de su médico.
6Realice ejercicio de forma habitual y mantenga una dieta saludable.
7Aprenda a reconocer los signos de alarma de un ataque de asma y siga las instrucciones que se le hayan recomendado.
En La Rioja afecta a unas 15.000 personas. De hecho, los datos de los Indicadores Clave del Sistema Nacional de Salud del Ministerio indican que La Rioja representa la segunda región de España donde más ha aumentado la incidencia del asma, según los últimos datos disponibles.
El asma provoca un empeoramiento en la calidad de vida del paciente, pero, además, supone un elevado coste socioeconómico, incluyendo el absentismo laboral y escolar, el consumo de recursos (con las hospitalizaciones, las consultas en Urgencias, etc). El asma representa la cuarta causa de absentismo laboral y la primera de ausencia escolar.
Desde el año 1998 se celebra el Día Mundial del Asma coincidiendo con el primer martes del mes de mayo, promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Iniciativa Global para el Asma (GINA). Durante este día se realizan diferentes actividades con el fin de conseguir el control del asma. Este año se celebra día 7 de mayo con el lema a nivel mundial de: 'Stop for asthma' ('parar el asma'), utilizando un símbolo internacional: STOP.
Se debe sospechar el diagnóstico de asma cuando nos encontremos ante síntomas y signos sugestivos. Los síntomas guías son: sibilancias, dificultad respiratoria, tos y opresión torácica. Éstos son variables, de predominio nocturno o de madrugada, provocados por desencadenantes como son las infecciones víricas, el humo del tabaco, la exposición a alérgenos, la realización de ejercicio, las emociones. Ninguno de los síntomas descritos son específicos del asma bronquial, por lo que necesitamos de la realización de una prueba de función respiratoria para el diagnóstico del asma, siendo la espirometría la prueba de elección, demostrando en la misma una alteración compatible con la entidad descrita.
Una vez diagnosticada la enfermedad es muy importante iniciar un plan de tratamiento para intentar minimizar la expresión clínica y alcanzar un buen control de la enfermedad. Hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales en cuanto a esto último, debemos conseguir tanto el control actual como de las consecuencias futuras (las exacerbaciones, la pérdida de función pulmonar y la mortalidad). Es aconsejable determinar el grado de control mediante el seguimiento con visitas médicas regulares.
En cuanto al tratamiento deberemos establecer un plan individualizado teniendo en cuenta todas las características de cada paciente, y nos basamos en dos aspectos fundamentales:
El tratamiento no farmacológico: Medidas de supervisión, educación del paciente asmático, adhesión terapéutica, evitar el contacto con los neumoalérgenos que lo desencadenan, abandono del hábito tabáquico,…
Y el tratamiento farmacológico ajustado a cada paciente teniendo en cuenta las opciones terapéuticas disponibles, las preferencias del paciente, la seguridad y los costes de las distintas opciones. Se trata de un tratamiento escalonado que se ajusta de forma continua en las revisiones médicas. Se administran fármacos antiinflamatorios de la vía aérea principalmente por vía inhalatoria (corticoides) y broncodilatadores que ayuden a los anteriores para disminuir la inflamación que estos pacientes tienen en la vía aérea y así mantener abiertos los bronquios para que puedan realizar su función normal, es decir, llevar oxígeno al interior del cuerpo y extraer el dióxido de carbono.
Por otro lado, el paciente no debe tener miedo a los mínimos efectos secundarios de los corticoides vía inhalada, que son el pilar fundamental del tratamiento de esta enfermedad.
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