Hay el doble de niños obesos en los hogares españoles con ingresos inferiores a 18.000 euros anuales. R. C.

La obesidad se duplica en los niños de hogares con menos ingresos

El exceso de peso en los menores se redujo un 3% en la primera mitad de la década, pero permanece estancado en la segunda

Miércoles, 30 de septiembre 2020, 21:22

El sobrepeso y la obesidad son más frecuentes entre los escolares de familias con un menor nivel de ingresos y estudios. Cuatro de cada diez niños españoles de 6 a 9 años presenta exceso de peso. Pese a que se trata de un mal ... dato se ha mejorado algo, pues entre 2011 y 2015 se registró una disminución del 3,2%. La mala noticia es que en la segunda parte de la década las cifras permanecen estancadas. 

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Según el 'Estudio Aladino 2019 sobre Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España', presentado ayer por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, la prevalencia de la obesidad crece a medida que bajan los recursos económicos.

En las familias con ingresos menores de 18.000 euros anuales, la obesidad llega prácticamente a duplicarse con respecto a quienes disponen de más dinero. Así, en los estratos más bajos la obesidad es de un 23%, frente a un 11,9% de los niveles más elevados (con más de 30.000 euros brutos al año). «La pobreza es transversal a la mayoría de los indicadores de sobrepeso y obesidad», advirtió Garzón.

EN CIFRAS:

  • 40,6% de los escolares españoles presenta exceso de peso.

  • 88% de los padres de niños con sobrepeso no perciben el problema, cifra que cae a un 49,7% en caso de obesidad.

Es llamativo que un 18,5% de las familias con rentas más modestas acude una vez o más por semana a centros de comida rápida. Dentro de este grupo, un 11,5% de los críos toma golosinas y caramelos varias veces al día, algo que sin embargo solo hacen un 3,9% de los de familias con ingresos superiores a los 30.000 euros al año.

Los chavales de hogares pobres sufren peores hábitos alimentarios, de manera que recurren más a comida basura, toman menos fruta diaria y consumen productos azucarados con más frecuencia. Por el contrario, los escolares de familias más acomodadas y estudios universitarios presentan una mayor preferencia por la dieta mediterránea, lo que se traduce en planes de comida con verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva y fruta.

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Clase social

Para el ministro, «no hay que cerrar los ojos a la evidencia porque la malnutrición y el exceso de peso tienen un fuerte componente de clase social que, de no ser tenido muy en cuenta, nos llevaría a desplegar políticas no todo lo eficaces que nos gustaría». La investigación constata que un 58,5% de los escolares tienen un peso normal, mientras que un 0,9% sufre delgadez.

De los chicos que arrastran un peso superior al normal, el 23,3% padece sobrepeso y otro 17,3% incurre en obesidad. A la vista de esta situación, los autores del estudio analizan los datos desde una perspectiva de género y concluyen que en nueve años la situación ha mejorado, pero solamente entre los niños.

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Quedan muchas cosas por hacer. Tres cuartas partes de los menores han de mejorar su alimentación, y una forma de hacerlo es reducir la ingesta de galletas, pasteles, bollería, batidos, néctares y golosinas, cuyo consumo debería ser ocasional, y dar más cabida a la fruta. «Nuestro niños toman menos este alimento que los de los países nórdicos», aseguró el presidente del Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la Obesidad, Fernando Rodríguez Artalejo, quien apostó por evitar el sedentarismo.

El experto destacó que los niños tienden a emplear de modo creciente su ocio en actividades que suponen poco desgaste físico. Un tercio de ellos no realiza una hora de ejercicio físico intenso al día, y cuatro de cada diez pasan más de tres horas diarias durante los fines de semana ante pantallas electrónicas (televisión, consola, tableta y ordenador).

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Garzón informó, asimismo, que el Ministerio de Consumo trabaja para implantar el etiquetado frontal de productos con el sistema Nutri-Score, gravar las bebidas azucaradas, mejorar la alimentación en los colegios y limitar la publicidad de alimentos sin un buen perfil nutricional, entre otras iniciativas dirigidas a combatir la obesidad infantil.

Rodríguez Artalejo, miembro además de la Sociedad Española de Epidemiología, subrayó en todo caso que la obesidad supone un importante factor de riesgo en los pacientes de covid-19.

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