Los niños que recibieron la vacuna mal disuelta han desarrollado anticuerpos

Desde el primer momento, la Gerencia de Atención Primaria del Servicio Cántabro de Salud había asegurado que la mezcla de la vacuna «no suponía ningún riesgo para la salud de los niños», aunque no podía garantizar que los menores estuvieran debidamente protegidos frente al virus. Ante la duda, se realizó una convocatoria generalizada a las familias afectadas para tomar una muestra de sangre a sus hijos con el objetivo de medir su nivel de anticuerpos. El fallo se detectó el mismo día de la vacunación (primer fin de semana de despliegue masivo de la campaña infantil en Cantabria) por el propio personal implicado en el proceso, así que estaban identificados los menores que habían recibido la dosis disuelta en agua de inyección.

De hecho, la queja de algunos padres fue precisamente que no se les hubiera comunicado la existencia de este fallo hasta cuarenta días después. «Hay que tener en cuenta que nosotros hemos pasado todas las Navidades, en pleno pico de la sexta ola, convencidos de que nuestra niña estaba medianamente protegida con la vacuna. Y de repente nos dicen que cabe la posibilidad de que no sea así, eso te inquieta», relata una madre aún pendiente de conocer oficialmente el resultado del análisis serológico de su hija. Algunos padres ya han sido informados por sus correspondientes pediatras de que todo ha quedado en un contratiempo sin consecuencias, una vez se ha confirmado que todos los niños han generado respuesta inmunitaria, conclusión a la que se ha llegado tras la valoración conjunta por parte de los servicios de Microbiología e Inmunología de Valdecilla.

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La gerente de Atención Primaria, Teresa Ugarte, lamentó días atrás lo ocurrido, consciente de preocupación generada en las familias, y aseguró que «aunque existen barreras y cortafuegos para que no ocurran estas cosas, finalmente han sucedido», razón por la que «hemos reforzado el sistema para evitar que se repita».

A partir de la próxima semana empezará la segunda ronda de la vacunación para todos los niños de 9 a 11 años que recibieron la primera en diciembre. Hasta la fecha, se ha vacunado en Cantabria un 59,5% de la población infantil de esta franja de edad, que incluye desde los 5 años, aunque los más pequeños se incorporaron unas semanas después a la campaña. Si bien el arranque fue masivo, el estallido de la ola de Ómicron, con los menores como uno de los grupos con la incidencia más alta, frenó el ritmo de la vacunación.

El próximo 7 de febrero Cantabria recibirá otras 6.000 vacunas de Pfizer pediátricas, que se sumarán a las 6.000 dosis que llegaron el pasado lunes. De otro lado, del grupo de 12 a 19 años, que estaba cubierto al 96,5%, tiene pendiente la segunda dosis apenas un 2,5%.