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p. manzanares
Viernes, 19 de mayo 2017, 11:00
«Condones moleculares». Así define la investigadora Polina Lishko, profesora asistente de biología molecular y celular de la Universidad de Berkeley (California), el resultado de un ensayo dirigido por ella con compuestos que se extraen de plantas, como el diente de león, que bloquean la ... fertilización. Un paso que, según informan desde la Universidad, pueden encaminarnos a conseguir alternativas eficaces a los anticonceptivos hormonales actuales, que a veces causan efectos secundarios. El mayor problema, eso sí, es que estos compuestos se encuentran en cantidades muy bajas en la naturaleza y aún se desconoce el modo en que se podrían obtener las cantidades necesarias de llegar a comercializarse un producto así. Pero los científicos también están en ello.
Los dos productos naturales a los que se refiere la investigación son: lupeol, que se encuentra en plantas tales como mango y raíz del diente de león y que no se sospechaba que tuviera propiedades anticonceptivas (sin embargo, se ha probado su uso como anticancerígeno), y la pristimerina, de la planta Tripterygium wilfordii, popularmente conocida como 'vid de dios del trueno', y otra hierba de la antifertilidad paraguaya, Maytenus ilicifolia, conocida como congorosa.
«Estos compuestos fitoterápicos, eficaces a dosis bajas, parecen no tener ningún efecto adverso sobre el óvulo o el esperma, aparte de evitar que el esperma empuje a través de las células que se congregan alrededor del huevo y de la zona pelucida», afirman desde la institución californiana. Además, debido a que estos productos previenen la fertilización, pueden ser también «una alternativa más aceptable a los ojos de quienes se oponen a los anticonceptivos de emergencia», agregan.
«Debido a que estos dos compuestos vegetales bloquean la fertilización a muy, muy bajas concentraciones - unas 10 veces más bajas que los niveles de levonorgestrel en una píldora del día después- podrían ser una nueva generación de anticonceptivos de emergencia que hemos apodado 'condones moleculares'», agrega Lishko. «Si uno puede usar un compuesto no hormonal derivado de plantas, no tóxico, en menor concentración para prevenir la fertilización en primer lugar, podría ser una opción mejor», señala. De este modo, los nuevos compuestos podrían potencialmente ser utilizados como anticonceptivos de emergencia o permanentes a través de un parche cutáneo o anillo vaginal.
La profesora Lishko y sus colegas van a probar ahora cómo funcionan estos compuestos en primates, ya que sus espermatozoides funcionan de manera similar a los de los humanos.
Estos hallazgos han sido ya publicados en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.
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