Un primer avance para el tratamiento de la esclerosis múltiple

El tratamiento, publicado en la revista The Lancet, se ha desarrollado en un grupo pequeño de personas, 24 pacientes entre los 18 y los 50 años, a lo largo de los últimos trece años. En la primera fase del estudio, se les aplicaba a los pacientes una potente quimioterapia para arrasar con su sistema inmunológico y evitar que atacase al propio enfermo; después se les aplicaba células madre hematopoyéticas autólogas, es decir, procedentes de la médula ósea. En 23 pacientes, este tratamiento frenó las recaídas y el desarrollo de nuevas lesiones cerebrales sin necesidad de tomar medicinas.

"Ocho observaron una mejoría estable siete años y medio después del tratamiento", explican los científicos. Las pruebas a través de resonancias magnéticas no detectaron nuevas actividades de la enfermedad. Solo al terminar el tratamiento se detectó una lesión en 327 exámenes Incluso después de tres años, seis pacientes, que estaban en las fases más precoces de la EM, estuvieron en condiciones de volver al trabajo o a estudiar.

Prudencia con el tratamiento

Este estudio se ha convertido en el primer tratamiento capaz de producir este nivel de control de la enfermedad o de recuperación neurológica, pero los riesgos propios del tratamiento limitan su uso a gran escala". El problema fundamental es que una de las personas del estudio murió durante la quimioterapia por un fallo hepático y sepsis. Por esta razón, por el pequeño tamaño de la muestra y porque no hubo un grupo de control de personas, los autores del estudio consideran que hay que ser prudentes con el tratamiento.

"Los ensayos clínicos más grandes serán importantes para confirmar estos resultados, ha apuntado el doctor Mark Freedman, el líder de la investigación, quien ha recalcado que en un futuro este tratamiento agresivo debe ser ofrecido en los centros especializados en las dos partes del experimento. A pesar de estas precauciones, las personas que estuvieron en el ensayo clínico no han ocultado su satisfacción por la mejoría lograda. "Yo ya había aceptado que esto era lo que mi vida iba a ser, con este nivel de discapacidad. Pero me dieron una segunda oportunidad en la vida, ha asegurado Jennifer Molson al Toronto Star. A ella se le diagnóstico la enfermedad en 1997, con apenas veinte años, y cinco años más tarde entró en el programa del hospital de Ottawa. Ahora vivo una vida totalmente normal, apunta Molson.

La esclerosis múltiple es una enfermedad complicada, ya que hay personas que pueden permanecer prácticamente asintomáticas después de años de evolución y hay otras con brotes frecuentes, deterioro progresivo marcado o incluso, con curso fulminante. Algunos de los síntomas más habituales son la fatiga, el deterioro intelectual (incluso en fases iniciales o formas benignas), las alteraciones del control motor. Entre los trastornos transitorios más frecuentes en la esclerosis múltiple son las distonías, la crisis epilépticas, la dificultad para hablar o para caminar. En España, la EM afecta a unas 47.000 personas.